El discurso del presidente Sánchez

Alfonso Andrade Lago
Alfonso Andrade CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

16 mar 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

De todas las consignas que el presidente del Gobierno dejó flotando el domingo en el ambiente del polideportivo del colegio San Francisco Javier, una de ellas acapara todavía mi atención. Deslizó Pedro Sánchez durante su fugaz visita a nuestra ciudad estas llamativas palabras: «La España incluyente solamente nosotros [los socialistas] la representamos».

¿Es impresión mía o la consigna es en sí misma contradictoria? Tal vez el propósito último de Sánchez haya sido brindar por el consenso universal desde su particular prisma político, pero ¿es posible apelar a la inclusión social al tiempo que se excluye de la ecuación a todos los que no simpatizan con una causa? Sorprendente perspectiva esta de la España incluyente que es al mismo tiempo excluyente.

Lo cierto es que Sánchez no es el primer político -ni será el último- que recurre al argumento inclusivo para armar su discurso. Abundan los ejemplos en su propio partido. Felipe González, por ejemplo, lo usaba con frecuencia. Esta cita es del 2002: «Nosotros representamos la España plural y diversa, dos conceptos que la derecha española nunca entendió». Pero González, experimentado y hábil, se cuidaba mucho de incluir en sus consignas el adverbio solamente, que es el que suele inocular el germen de la contradicción en estas soflamas.

En el PP, José María Aznar lleva media vida enarbolando también ese argumento: «Una España plural e incluyente frente a los localismos estériles», decía en Miami en octubre del 2012. Pero el expresidente popular se afanaba igualmente por evitar el controvertido adverbio. En su caso, el perfil de la exclusión era básicamente nacionalista, hasta que decidió cruzarse en el camino de algún compañero de partido. Ahí dejó a un lado la inclusión proselitista, arremetió con dureza y terminó por excluirse a sí mismo de la pandilla de Génova, donde algunos de sus compañeros hasta le retiraron el saludo.

Es cierto que la contradicción parece a veces una característica indisociable de la política. Ahí tienen el famoso PRI de los mexicanos, ese partido que por sus siglas es a la vez revolucionario e institucional, ¡que manda narices! Pero volviendo a Pedro Sánchez, quizá alguien debería haberle preguntado el domingo cómo armonizan con ese discurso incluyente, solo por los suyos representado, los miembros del PSOE coruñés que han amenazado con excluirse de la lista para las municipales, pactada a regañadientes después de varias semanas de desencuentros. Estaban casi todos en el mitin, junto a Sánchez en el polideportivo del colegio, imbuidos de un protector y exclusivo espíritu incluyente. ¿Qué pensarán de todo esto los susanistas?