El cabeza de lista del PSOE necesita que su partido recupere los feudos que ha cedido a populares y Marea
21 abr 2019 . Actualizado a las 15:49 h.José Luis Rodríguez Zapatero logró en el 2008 su segunda victoria electoral. Fue elegido presidente con más de 11 millones de votos, la cifra más elevada desde 1977. Pero no fue el más votado en términos relativos y la mayoría absoluta se le resistió. Los populares resistieron el «efecto Zapatero» en varios puntos del país como la provincia de A Coruña, en la que superaron por algo más de punto y medio a los socialistas. Uno de los puntos flacos del exiguo dominio del PP estaba en la propia ciudad de A Coruña, un feudo socialista en decadencia. Un año antes, en las municipales, el PSOE había perdido la mayoría absoluta que disfrutaba desde 1983, pero siguió siendo la primera fuerza y mantuvo el gobierno pactando con el BNG.
En las generales se repitió un escenario similar, aunque Zapatero mejoró los resultados y los socialistas fueron la primera fuerza con el 44,7 % de los votos, muy por delante del 39,09 % alcanzado por los populares.
La victoria del PSOE en el 2008 se elevó sobre cimientos conocidos. Fue primera fuerza en los barrios, con la única excepción de algunos islotes azules en Eirís, Cuatro Caminos y la zona de Oza. El PP resistió en su fortín del centro, de la Ciudad Vieja a Riazor pasando por Pescadería y las plazas de Lugo y Pontevedra.
Allí estaban las bases de la arrolladora victoria del PP en el 2011, impulsada por el desgaste que los socialistas sufrieron en la crisis económica. Una vez más, las municipales anticiparon lo que iba a ocurrir. En mayo, seis meses antes, Carlos Negreira puso fin a 28 años de gobiernos locales socialistas y se convirtió en el primer alcalde popular de A Coruña. Había logrado la mayoría absoluta con el 43,62 % de los votos. Un resultado muy próximo al 44,63 % que en las generales dio la mayoría absoluta y la presidencia de Mariano Rajoy.
Las victorias del PP rompieron todos los esquemas establecidos. Se impusieron en la práctica totalidad de la urbe, con los socialistas reducidos a unas pocas aldeas galas en los barrios.
Un efímero dominio total
La mayoría absoluta de los populares también se marchitó, sacudida por la persistencia de los efectos de la crisis y los casos de corrupción. La irrupción de Podemos y sus formaciones afines dividió el voto de la izquierda y bloqueó a los socialistas. En las municipales del 2015, la Marea Atlántica estuvo a punto de ser primera fuerza, y se impuso en mesas y distritos de larga tradición conservadora, socialista o nacionalista. Aunque no obtuvo la mayoría absoluta, la alcanzó con creces el día de la investidura de su candidato, Xulio Ferreiro, gracias al apoyo incondicional del PSOE y el BNG.
El escenario para la debacle del PP estaba desplegado. Pero el castigo fue menos fulminante que con Zapatero. El PP aguantó como primera fuerza, y Rajoy no perdió la presidencia porque no se cerró un acuerdo entre el PSOE y Podemos, convencido de que arrollaría a los socialistas si había nuevas elecciones y se presentaba en coalición con IU.
En A Coruña, los resultados fueron similares a las municipales. El PP logró agrandar un poco su pequeña ventaja sobre En Marea, entonces un partido hermano de Marea Atlántica, mientras el PSOE y el BNG quedaban reducidos a la mínima expresión. En Marea les había sustituido en gran parte de sus feudos tradicionales de los barrios, y en otros, pese al desgaste, aguantó el PP.
Ante la incapacidad de formas gobierno, volvieron a convocarse elecciones. Pero en aquel junio del 2016, el «sorpasso» de Podemos y sus coaligados al PSOE no llegó. De hecho, el partido morado se estancó, mientras que el PP y el PSOE reforzaron sus posiciones y Ciudadanos avanzó.
En A Coruña, el PP se consolidó como primera fuerza, con más de 51.000 votos. Se distanció sensiblemente de En Marea, que se dejó más de 8.000 sufragios hasta quedarse en menos de 37.500. El PSOE ganó más de 3.000 acortando la distancia entre ambas formaciones de izquierda a menos de 3.000 votos y recuperando algunos de sus viejos feudos
Fuera del mapa quedaron Ciudadanos y el BNG. En las elecciones del 2015 y en las del 2016, el partido naranja obtuvo unos resultados algo más bajos que en el resto del país, aunque por encima del 10 %. Pero en las municipales no había logrado irrumpir, quedándose por debajo del 5 %, lastrado por sus enfrentamientos internos. Mientras, el BNG tocó fondo con apenas 3.200 votos, casi cinco veces menos que en el 2008, cuando entró en un ciclo a la baja que les dejó sin presencia en el Congreso. Ahora aspiran a corregir el rumbo en unas generales en las que Pedro Sánchez tratará de emular el éxito de Zapatero. Ya logró una victoria clave al sacar a Rajoy de Moncloa sin necesidad de ir a las urnas, moción de censura mediante.