Destinos posibles para una sanción por mal aparcamiento
02 oct 2019 . Actualizado a las 11:54 h.A nadie le gusta que le pongan una multa. Pero es lo que hay. Vivimos en sociedad y respetar las normas es una obligación, no algo opcional. Cuando las infringes te pueden afectar al bolsillo. El otro día me pasó a mí. Me cayó la segunda sanción de mi vida. Una sorpresa que no me esperaba para nada.
Les explico. Desde hace un año suelo llevar en coche a mis hijos al colegio. Aparco en doble fila frente a él. Lo suelo hacer al lado de unos contenedores para molestar lo menos posible. Dejo las luces de emergencia y empleo no más de cinco minutos. Esta maniobra, que vi cómo la hacían otros padres, la he realizado delante de agentes de la Policía Local en muchas ocasiones. Siempre pensé que se trataba de una excepción (bastante razonable) para facilitar la entrada y salida del colegio.
El otro día, sin embargo, tras dejar a los niños me encontré a un agente al lado del vehículo. Reconozco que gasté algo más de cinco minutos. La profe de mi hijo tenía que comentarme unas cosas y estiré el tema hasta los diez. Cuando vi al policía empecé a correr. Él se percató de que yo era el conductor. Sin decir nada, se apartó y se fue. Interpreté que me había salvado de la sanción. Días después me llega el palo: 200 euros por «estacionamiento prohibido sin conductor». Al final, por pronto pago, la cosa me quedó en 100.
Más allá de cuestionar ese celo en la puerta de un colegio y, sobre todo, que algo que normalmente se tolere se cambie de un día para otro a golpe de multa, me gustaría reflexionar sobre el uso que se le hará a esos 100 euros. Los que han dejado de ser solo míos para ser ahora de todos los coruñeses. Desde aquí tengo alguna sugerencia al respecto.
Por ejemplo, no estaría mal destinarlos a tapar baches. Frente a mi garaje, por ejemplo, hay un cráter que debe llevar así como unos tres años en donde en los días que llueve se podría pescar, como hizo aquella vecina de Miño para llamar la atención. Y no se trata de algo puntual, sino que está repartido por toda la ciudad. También la fuente del parque al que normalmente llevo a los pequeños. Se estropeó hace un año cuando se estrenó la zona y nunca se ha vuelto a arreglar, como tantas otras infraestructuras lastradas por la desidia y falta de mantenimiento. Igualmente, se podría destinar los 100 eurillos a apañar lo que se pueda de la vergonzosa situación en la que se encuentra el jardín de Méndez Núñez, aunque como no se prohíba el botellón allí va a ser complicado. Son unas ideas sencillas que solo exigen ganas, voluntad y gestión.
Por cierto, si 100 euros no son suficientes para los trabajos, se pueden recaudar más. La Policía Local puede ir, por ejemplo, a las paradas de bus donde diariamente aparcan coches impidiendo el uso de rampas para personas con problemas de movilidad.