La ORA recauda en tres años más de lo que se preveía en una década

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA

A CORUÑA

CESAR QUIAN

En el 2018 los ingresos municipales por esa tasa batieron un récord con 4,5 millones

12 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

En el 2018, el Ayuntamiento ingresó más de 4,5 millones de euros por la tasa que cobra a los ciudadanos por aparcar en la zona ORA. Esa cantidad supone un récord para ese tributo, cuya recaudación no ha dejado de crecer desde que en el 2015 entró en vigor un nuevo contrato de gestión.

Los ingresos del 2018 sobrepasaron con creces la cifra prevista inicialmente -3,2 millones- y superan en más de un 50 % los registrados en el 2017, 2,9 millones.

Con esas cifras, la tasa por estacionamiento se ha convertido en la segunda más lucrativa para el Ayuntamiento. Solo la supera la recogida de basuras, que el año pasado aportó 7,9 millones a las arcas municipales. Muy por detrás de la ORA se sitúan tributos como la tasa por depuración de agua (2,57 millones), la recogida de basuras a empresas (2,4 millones) o el tratamiento de residuos (1,24 millones). Los ingresos superan incluso los de la tasa por uso privativo o aprovechamiento del dominio público (2,6 millones aunque se preveían 4,6), que grava el uso del suelo y el subsuelo público por particulares o empresas con fin lucrativo.

Cabe señalar que esos 4,5 millones de euros de ingresos municipales son solo una parte de la recaudación total del servicio, gestionado por la compañía Setex Aparkisa, que paga al Ayuntamiento más del 20 % de la recaudación anual y más del 12 % de la mensual. Setex se hizo con el contrato tras ganar el concurso licitado en el 2015 por el gobierno local del PP, que redactó los pliegos con el objetivo de poner fin al déficit de la concesión, que había costado a las arcas locales más de 3,5 millones de euros entre el 2005 y el 2015.

Las previsiones de los populares eran que el nuevo contrato aportase al Ayuntamiento 8,8 millones entre el 2015 y el 2025. Esa estimación se ha quedado muy corta. Según las liquidaciones presupuestarias del Ayuntamiento, entre los años 2016 y 2018 se recaudaron 11,6 millones.

Aunque supone un lucrativo negocio, la puesta en marcha del contrato no fue sencilla. El anterior gobierno local de la Marea Atlántica se había comprometido durante la campaña electoral a municipalizar el servicio. Pero tras llegar al gobierno local, después de un período en el que se estudió esa posibilidad, se descartó la gestión pública directa aduciendo que la empresa ganadora podría acudir a los juzgados.

Novedades y más fondos

La adjudicación a Setex Aparkisa se confirmó en agosto del 2015, pero los trámites todavía sufrieron varios retrasos más, lo que obligó a que la anterior adjudicataria, implicada en la operación Pokémon, continuase prestando el servicio hasta octubre de aquel año. Poco después empezaron a instalarse nuevos parquímetros.

El contrato preveía numerosas novedades, como la puesta en marcha de una aplicación para renovar los tiques desde el móvil, pero muchas de ellas no se aplicaron de inmediato. La más polémica fue la posibilidad de anular las sanciones en los parquímetros mediante el pago de un recargo. Aunque los nuevos equipamientos permitían su aplicación inmediata, el Ayuntamiento no logró aprobar una reforma de las ordenanzas que legalizase esa práctica hasta mediados de mayo del 2017, año y medio después.

La reforma de la ordenanza también trajo polémica. En principio se había previsto incluir más cambios, y la oposición planteó incluir mejoras para que, por ejemplo, el pequeño comercio tuviese facilidades para usar la zona azul. Pero la reforma se limitó casi en exclusiva a recoger la anulación de multas.

Lo que sí se notó desde el principio fue la mejora de la recaudación. En su primer año completo, el 2016, la nueva concesión aportó más de 4,2 millones de euros a las arcas municipales. La cifra pareció sorprender incluso a los responsables municipales, que según los presupuestos de aquel año preveían ingresar 2,8 millones de euros.

Ese incremento de ingresos ya se insinuó a finales del 2015, pero se consolidó a principios del 2016, cuando se produjo un aluvión de multas. La entrada en vigor del nuevo contrato, y su aplicación a rajatabla, sorprendió a muchos ciudadanos acostumbrados a la laxitud sancionadora de la década anterior. Algunos recibieron seis multas en un solo día.