Duna, foso y contraduna para combatir los temporales en Riazor

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA

A CORUÑA

Marcos Míguez

El Ayuntamiento ensaya una nueva defensa contra el mal tiempo en los arenales

11 dic 2019 . Actualizado a las 18:15 h.

Tres excavadoras trabajaban ayer en el playa de Riazor para reforzar la duna que desde 1995 se levanta en los arenales para minimizar el impacto, y los destrozos, que el mar, empujado por el mal tiempo, provoca en los arenales.

Por lo general, las máquinas entran en acción a principios y finales del invierno, con el fin primero de levantar la duna y después de retirarla a medida que se acerca el buen tiempo. Además, también suelen intervenir de forma intermitente en invierno, para reconstruir la duna cuando un temporal se la lleva por delante.

Pero esta vez las excavadoras tienen otro propósito, y es de tipo experimental. El área municipal de Medio Ambiente ha decidido reforzar la duna entre la Coraza del Orzán y el hotel Riazor con un sistema de defensas más complejo que, como las trincheras de la primera guerra mundial, pretende ahogar el avance del enemigo, en este caso el mar.

Justo detrás de la duna, más elevada de lo habitual, las máquinas están excavando un foso e inmediatamente después se levantara una «contraduna». El objeto del dispositivo, señala la concejala Esther Fontán, es amortiguar la subida del mar con ese sistema de tres obstáculos, que ha sido planteado por los técnicos de la concejalía tras años de observar el comportamiento de las olas en esa zona, donde suelen provocar destrozos de bastante importancia casi todos los inviernos.

Fontán explica que la coraza, aunque en apariencia pueda suponer tan solo un obstáculo importante para el océano, en realidad «impulsa» las olas, ya que ofrece una forma lista y continua a las embestidas del mar. Ese efecto facilitaba que el agua superase la duna tradicional, añade.

A prueba esta misma semana

La nueva configuración de la duna se ha diseñado a partir de los cálculos de los técnicos de la concejalía de Medio Ambiente. Si el diseño funciona, la fuerza del mar quedará amortiguada al intentar atravesar los tres obstáculos, aunque es dudoso que ese u otro dispositivo aguante los temporales más largos y furibundos que azotan la costa coruñesa.

Por lo pronto, el nuevo sistema defensivo se pondrá a prueba casi de inmediato. Mañana está previsto un fuerte deterioro de las condiciones meteorológicas, con vientos más fuertes y olas de mayor tamaño. Las labores para levantar el triple obstáculo deberán haber finalizado para entonces. La concejala de Medio Ambiente explicó que ayer ya se había dado órdenes de acelerar los trabajos ante el inminente empeoramiento del tiempo. En todo caso habrá tiempo de probar esa y otras fórmulas defensivas durante las próximas semanas, ya que los primeros meses del año suelen venir acompañados de importantes temporales.

Veinticuatro años acumulando arena delante del mar

En 1995, un año después de que el mar se llevase por delante varios cientos de metros de barandilla del paseo marítimo, el Ayuntamiento decidió levantar la duna defensiva de Riazor. Desde entonces, casi todos los meses de noviembre, las excavadoras vuelven a la playa para levantar ese obstáculo, que nunca ha bastado para proteger la balaustrada en las jornadas de mar más brava.

La construcción requiere mover alrededor de 23.000 metros cúbicos de arena, unas 35.000 toneladas, que en los peores días las olas aplanan en unas horas.

La efectividad del obstáculo ha sido objeto de debate. Al fin y al cabo, ya antes de la construcción del paseo marítimo, el océano irrumpía con la misma o más frecuencia en la ciudad, inundando con agua y arena la calle Rubine e incluso zonas más internas.

En el 2010 se planteó dejar de construir el obstáculo en otoño, al considerar que la ampliación de la playa con abundante arena, ejecutada aquel año, bastaría para salvaguardar el paseo. No fue así. A principios del 2014, un tren de ocho borrascas armó un San Quintín en el paseo y en abril, aún con dudas sobre si hubiese supuesto una diferencia, el gobierno del PP recuperó la duna, y volvió a hacerla en noviembre.

En ocasiones los propios trabajadores corrieron riesgos. En aquel mismo 2010, el temporal Becky irrumpió cuando las excavadoras estaban en plena faena, y el Ayuntamiento tuvo que retirarlas a toda prisa. En aquellos días se discutía la posibilidad de construir una barrera submarina que rompiese la fuerza de las olas antes de tocar tierra, pero el proyecto quedó descartado por su elevado coste.