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El texto, que suma 260 millones, salió con el apoyo de PSOE, Marea, BNG y Cs, y el PP votó en contra
21 feb 2020 . Actualizado a las 20:36 h.Catorce meses después, A Coruña sale del limbo presupuestario. El pleno dio hoy viernes el visto bueno definitivo a las cuentas del 2020, que ascienden a 260 millones de euros. El presupuesto, que el gobierno del PSOE pactó con la Marea y el BNG, salió adelante además con el apoyo de Ciudadanos, que logró incluir todas las aportaciones que planteó. Quedó fuera del pacto el PP, el único partido que votó en contra. Los populares presentaron alegaciones al texto que sumaban 15 millones de euros. Fueron rechazadas.
La aprobación de las cuentas pone fin a la prórroga presupuestaria que se inició en enero del 2019, cuando el anterior gobierno local de la Marea tuvo que seguir con el presupuesto del 2018 al no lograr apoyos para aprobar uno nuevo. Esa situación de interinidad ha lastrado las inversiones municipales durante 14 meses.
El presupuesto
Cifras récord. Con los mencionados 260 millones, las cuentas son las más elevadas de la historia del Ayuntamiento. Esos fondos provienen de una recaudación récord de impuestos, entre ellos el IBI, que subió un 3 % tras una revisión catastral, y de otros incrementos en tasas, ingresos del Estado y multas de tráfico.
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Para la popular Rosa Gallego, son las cuentas del «catastrazo, el multazo y el impuestazo». Para el socialista José Manuel Lage, que insistió en que «os socialistas a única coalición que temos é cos coruñeses e coruñesas», las cuentas dinamizarán la economía y reforzarán los servicios públicos. Entremedias, Mónica Martínez, de Ciudadanos, que criticó la subida del IBI, pero insistió en que la ciudad no puede seguir parada.
Gran parte del aumento se dedicará al creciente gasto corriente y de personal del Ayuntamiento, que sigue ampliando servicios o, como en el caso de las guarderías, haciéndolos gratuitos.
Otra parte del incremento se destinará a las inversiones, que ascienden a casi 24,4 millones, un 13,3 % más que en el último presupuesto. Una importante porción de esos fondos se destinará a proyectos que llevan pendientes desde el 2015 o antes, como la reforma de los mercados o el derribo del viaducto de la ronda de Nelle. Otra parte reforzará las partidas de mantenimiento, después de cuatro años en los que se generalizó la sensación de abandono de la ciudad.
Las alegaciones
Otro récord. Las cuentas fueron objeto de 86 reclamaciones, la mayoría presentadas por asociaciones de vecinos y particulares que solicitaban mejoras en los barrios. Es la cifra más elevada en años, la popular Rosa Gallego señaló que son el doble de todas las que se presentaron contra los cuatro presupuestos que aprobó su partido, e incluso más que todas las planteadas en los últimos ocho años. De las 86, incluidas las del PP, solo se aprobaron tres, planteadas por los sindicatos del Ayuntamiento. El resto fueron rechazadas por no ajustarse a los supuestos legales.
Compromiso de futuro. Aunque fueron rechazadas, todos los grupos se comprometieron a tener en cuenta el contenido de las alegaciones para el futuro. El portavoz del BNG, Francisco Jorquera, explicó la situación de forma clara al decir que no podían ser aceptadas por cuestiones legales y para evitar hacer cambios sustanciales en unas cuentas que destacó como «boas» y que han sido fruto de un complejo acuerdo. Pero subrayó que comparten muchas y las intentarán impulsarlas cuando haya oportunidad.
La polémica
Autoenmienda. Las alegaciones fueron rechazadas, pero sí se aprobó una enmienda que plantearon el PSOE y la Marea. Tenía el fin de cambiar el destino de 200.000 euros para financiar los programas Cultura de Barrio y Xerminal, impulsados por el anterior ejecutivo local. El segundo proyecto, creado para apoyar a los nuevos creadores, fue objeto de polémica en el 2018, cuando el PP rebeló que un cuarto de las ayudas concedidas por esa vía fueron para firmantes del manifiesto de la Marea en el año 2015.
La izquierda aguanta a la espera de las autonómicas
Los acuerdos forjados desde el arranque de mandato por el gobierno local de Inés Rey dieron ayer fruto. A Coruña tiene presupuestos y han salido por acuerdo, como quería el portavoz del ejecutivo, José Manuel Lage. Pero hay fricciones, que solo se resolverán tras las autonómicas. También hay papeles dudosos en la corporación.
El del PP está claro, tiene todo el campo de la oposición para jugar. Tampoco hay dudas sobre el de Ciudadanos, cuya actitud constructiva elogió el portavoz del PSOE; o el del BNG, una fuerza «seria», insistió Francisco Jorquera, que pactó con los socialistas y cumplió a rajatabla. «Como se formásemos parte do mesmo goberno», reconoció Lage.
Más difícil está la relación con la Marea, que dejó claro que la estabilidad en A Coruña pasa por las urnas autonómicas. Su viceportavoz, Iago Martínez, arrancó su discurso destacando el compromiso de su formación de la ciudad, y lo cerró explicando que también les llevó a apoyarlas la posibilidad de un pacto con el PSOE y el BNG para gobernar la Xunta. Entremedias marcó distancia con los socialistas. Subrayó que su partido no comparte la política de Inés Rey con la Xunta, que ha optado por la cooperación institucional para relanzar proyectos pendientes; y añadió que la Marea tiene «discrepancias» en temas de calado como la intermodal o los primeros pasos del nuevo hospital.
Sobre los presupuestos, atribuyó a su partido cinco líneas estratégicas para la ciudad, aunque luego criticó que las 86 enmiendas presentadas indican una «falta de escoita a los vecinos», que endosó a los socialistas. Pese a ello, la Marea votó a favor. Igual que Ciudadanos, que llegó a anunciar una posible abstención.
El voto a favor de la Marea se consolidó a cambio de una enmienda que destina 200.000 euros a proyectos culturales de su creación, pero no sirvió para aprobar ninguna alegación ciudadana. La popular Rosa Gallego denunció la contradicción de que se diese el visto bueno a ese cambio, y no a las 86 alegaciones de asociaciones vecinales y entidades de todo tipo; muchas sociales, como Grumico, que solicitaron ayudas para sus programas. Lage no empleó su turno de réplica. Según los populares, porque no podía mejorar el silencio.
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