Los cierres decretados por el Ayuntamiento y la Xunta para reducir al máximo el movimiento de personas sumen a la ciudad en un compás de espera para revertir la evolución de la pandemia
14 mar 2020 . Actualizado a las 14:57 h.El Ayuntamiento decidió a primera hora de la tarde de ayer el cierre de los parques infantiles de la ciudad durante 14 días debido a la alerta sanitaria del coronavirus. La alcaldesa, Inés Rey, ya lo había avanzado a primera hora en el programa Cita en María Pita, de Radio Voz, aunque estaba a la espera de la decisión de los técnicos de Infraestructuras.
También se acordó clausurar al público todas las oficinas municipales, quedando solo los registros abiertos con cita previa telefónica. No funcionarán tampoco los comedores sociales de Visma y Monte Alto, aunque se repartirá la comida en bolsas para que los usuarios la recojan en las consejerías, y se suspende también el servicio de canguro, si bien se estudia habilitarlo a domicilio para casos excepcionales.
Para poner más límites al COVID-19, el gobierno local entregará elementos de autoprotección a los sintecho e hizo un llamamiento para captar voluntarios que colaboren durante la crisis sanitaria en un dispositivo especial para atender a los colectivos más vulnerables: personas, dependientes, con problemas de movilidad o que viven solas.
Estas medidas se suman a la suspensión desde ayer de todas las actividades municipales y el cierre provisional de los espacios públicos, todo ello recogido en la Declaración de extraordinaria y urgente necesidad para hacer frente a los riesgos de la pandemia del COVID-19, aprobada por decreto el jueves. Estas decisiones «pueden ser calificadas como drásticas, pero son absolutamente necesarias para evitar un contagio masivo que colapse los servicios sanitarios», insistió Rey en Radio Voz, donde apuntó que prefiere ser contundente «a generar eventuales riesgos».
Con rotundidad, la alcaldesa valoró que «no hay que andar con medias tintas o mensajes confusos: es una pandemia. Los poderes públicos tenemos que poner todos nuestros medios para evitar que el virus se propague y transmitir un mensaje de tranquilidad a la sociedad».
14 días como mínimo
Aclaró también que se trata de unos primeros preceptos «para estos 14 días de inicio, que se pueden ampliar o suprimir en caso necesario según la dinámica y la evolución de la pandemia».
Pese a las restricciones puestas en marcha, el colectivo de buseros urbanos se quejó «de la falta de medios para evitar o prevenir los contagios». Representantes de los conductores recordaron que cada uno de ellos «está expuesto a unas 400 personas diarias, a escasos centímetros de los pasajeros, teniendo que recoger el dinero del viaje o tocando las tarjetas cuando fallan». A pesar de ello, afirman que en los autobuses no cuentan «ni con guantes ni con gel desinfectante».
La alcaldesa respondió en Radio Voz a estas quejas: «Estamos en contacto con la Compañía de Tranvías. Nos dicen que en este momento se va a proceder a una esterilización completa de los buses, igual que en Madrid. Después se van a limpiar de una manera más exhaustiva todas las superficies y espacios con los que los usuarios tienen contacto». No obstante, señaló que el gobierno local estará «vigilante para que se cumplan las medidas de prevención», desde el lavado de manos a la distancia de seguridad.
Las restricciones de movilidad cambiaron de forma sustancial la imagen de la ciudad desde primera hora. Las áreas de paseo y disfrute permanecieron semivacías, con llamativos ejemplos en el paseo marítimo, Méndez Núñez y Santa Margarita, o las áreas donde la tercera edad realiza ejercicio, que redujeron sensiblemente la presencia de usuarios.
El volumen de tráfico disminuyó de forma considerable en todas las vías de la ciudad, sobre todo en Alfonso Molina, la plaza de Ourense, ronda de Outeiro, avenida de Fisterra o San Cristóbal. Esta situación hizo que prácticamente desapareciesen las habituales retenciones en horas punta. Los buses urbanos e interurbanos circulaban en momentos casi vacíos, como los que hacen la línea con la Universidade.
Los vuelos que aterrizaron en Alvedro también lo hicieron con muchos menos pasajeros, sobre todo los procedentes de Madrid. De hecho, en el que tomó tierra a las 8.35 horas solo vinieron unos cuarenta pasajeros. Algo similar ocurrió con los trenes en la estación de San Cristóbal.
En la terminal de autobuses la afluencia de usuarios fue muy escasa. Además, se encontraban en la puerta principal con la prohibición de acceso, por lo que tenían que entrar por la zona de los andenes seis y siete, siguiendo las instrucciones municipales.
Cuatro cruceros no atracarán
La alerta sanitaria también afectará al tráfico marítimo, ya que se ha prohibido atracar a cuatro cruceros que tenían previsto traer a A Coruña 3.500 pasajeros y más de 2.000 tripulantes.
Las medidas preventivas alcanzaban ya ayer a casi todos los ámbitos en y fuera de la ciudad, ya que si Culleredo decretó también el cierre de los parques y jardines, en Cambás (Aranga) se acordó que los actos litúrgicos se celebrasen al aire libre.