Mónica Martínez insiste en que se mantendrá como independiente en la corporación, pero se ha convertido en un apoyo estable para el gobierno municipal
02 jun 2020 . Actualizado a las 21:33 h.Mónica Martínez era hasta esta semana la única pica que Ciudadanos había logrado poner en A Coruña, y la figura más relevante de esa formación a nivel municipal en Galicia por ser el mayor ayuntamiento en el que tenía representación. Su marcha es un golpe en el partido precisamente por esa representatividad. Pero el eco de la salida es mayor, porque puede beneficiar directamente en el gobierno municipal socialista. Martínez mantiene desde hace tiempo una muy buena relación de trabajo con el ejecutivo de Inés Rey, y esa es una clave relevante.
El de A Coruña es un gobierno de 9 concejales, sobre 27, que para aprobar proyectos ha tenido que ir tejiendo alianzas (estables con el BNG, con 2 ediles, aún insuficientes para la mayoría absoluta), y que ahora ha logrado atraer a Martínez para muchas de sus iniciativas.
Martínez y Rey tenían buena sintonía ya en la campaña electoral. La mantuvieron cuando arrancó el mandato, y se amplió con el portavoz socialista, José Manuel Lage. En los acuerdos para organizar la corporación, la portavoz de Ciudadanos fue elegida presidenta de la comisión especial para la Ciudad de las TIC, una de las grandes promesas electorales de la hoy alcaldesa.
Fue el primer gesto de muchos. Martínez y los socialistas han tenido siempre un diálogo fluido para sacar iniciativas en los plenos; y lo han mantenido en asuntos complejos. La portavoz de Cs votó a favor de los primeros presupuestos del mandato, incluso a pesar de que las relaciones entre el partido con el PSOE a nivel nacional pasaban por su peor momento. Esta misma semana respaldó el plan de reactivación económica tras el covid-19 impulsado por el gobierno local.
El documento salió adelante en medio de las críticas y las amenazas de ruptura de la Marea, el segundo partido de la izquierda (tienen 6 actas). La formación del exalcalde Xulio Ferreiro ya empezó hace semanas a tensar la relación con los socialistas, que a su vez han reforzado los lazos con otros grupos, desde el BNG hasta el PP. Y aún más con la edil de Cs.
Por eso el papel de Martínez puede ser clave para el PSOE en los próximos años. Esa hostilidad del núcleo duro de la Marea obligará al ejecutivo de Rey a depender de un sistema variable de apoyos, en el que la exportavoz de Ciudadanos, pese a no ser decisiva, está llamada a tener un rol destacado, reconocen fuentes de María Pita.
En su comunicado de adiós a Cs, Martínez afirmó que mantendrá el diálogo con los socialistas, aunque seguirá como independiente. Descartó, por el momento, su entrada en el ejecutivo. Pero para los concejales más críticos con Rey y su equipo, Martínez es desde hace meses la «concejala número 10» del gobierno, aunque no tenga competencias.
Además de ese acercamiento al PSOE, no se pueden obviar diferencias internas. En el 2015 los sondeos llegaron a otorgar tres ediles a Ciudadanos, pero no sacaron ni uno. Sus posibilidades fueron engullidas por las cuitas internas de un partido volcánico que nunca llegó a asentarse en la ciudad. En el 2019, Martínez rompió la maldición, pese a un movido aterrizaje en la candidatura, cumplió con las expectativas: las encuestas le daban entre una y dos actas, casi siempre una, y la sacó. Impulsada por un tono moderado y buena imagen personal, esta periodista se convirtió en la primera concejala y portavoz de la formación naranja.
Pero no escapó de la otra maldición, la del partido volcánico, y ya desde la campaña surgieron diferencias con la dirección local y nacional que han sido claves en su decisión de dejar Ciudadanos, señalan fuentes de la formación. Parte de esas diferencias son de origen político. Durante estos meses, Martínez ha citado como referentes a socialistas moderados como Felipe González, Alfonso Guerra o Francisco Vázquez. Tampoco ha negado su proximidad al ala moderada del PP, en la que sitúa a Núñez Feijoo. Su perfil, señalan las mismas fuentes, es el de una centrista o una socialdemócrata; pero el del partido en A Coruña se sitúa mucho más a la derecha, y eso ocasionó problemas desde el principio.