La Marea escenifica su distanciamiento del PSOE abandonando el pleno en A Coruña
A CORUÑA
El grupo se quedó solo votando en contra de un punto esencial para el plan del covid
03 jul 2020 . Actualizado a las 08:59 h.Hace un mes hubo que esperar al último tramo del pleno para que se evidenciase la tensión que la Marea insiste en establecer en su ya escasa sintonía con el gobierno local, pero este jueves apenas iba una hora de sesión cuando los ataques del grupo de la oposición hicieron presencia en María Pita y terminaron con los seis ediles de la formación abandonando momentáneamente el salón.
El germen del enfado de la Marea estuvo en el cambio en las cuentas del IMCE por valor de 700.000 euros que figuraba en el segundo punto del día y que ya se había incluido en el plan de rescate por el covid-19, una serie de medidas que la corporación había aprobado un mes antes con el voto favorable de la Marea. En este caso, la formación se quedó sola en su voto en contra de este asunto, que salió aprobado gracias al respaldo del resto de formaciones.
Sin embargo, el detonante llegó en el siguiente punto, relativo a cuestiones urbanísticas, y que terminó con el edil de la Marea Xiao Varela abandonando la sesión tras una reprimenda de Inés Rey por no respetar los tiempos de intervención. «Non lle vou tolerar que fale por riba de min ou me tome o pelo», le dijo la alcaldesa, a lo que el concejal respondió pidiendo permiso para dejar el salón. Instantes después lo hicieron sus compañeros de formación, que salieron sin el visto bueno de la presidencia, y sin demasiados motivos aparentes para tal decisión.
Una vez votado el asunto que se trataba, Inés Rey llamó a los portavoces de todos los grupos a una reunión durante un receso que se prolongó durante más de media hora. La regidora exigió, con el respaldo del resto de líderes, una rebaja de la tensión en las discusiones y el respeto hacia los tiempos de intervención. La sesión se retomó ya con la Marea de vuelta y con un ambiente menos tenso, aunque se ausentaron durante la habitual comida conjunta de toda la corporación de los días de pleno y acudieron a un local cercano con otros miembros de la formación.
Grueso de la discusión
El distanciamiento político de la Marea con respecto al gobierno local había quedado patente cuando se abordó el modificativo del IMCE. La Marea justificó su posición en que hubo tres ocasiones para evitar esta reducción, que considera que es negativa para la industria cultural de la ciudad, aunque el portavoz municipal, José Manuel Lage Tuñas, recordó que estos fondos eran para grandes eventos que no se podrán realizar.
El que fue el principal aliado del Partido Socialista en los primeros meses de mandato y que apoyó, como el resto de formaciones, el plan de rescate para diversos sectores como el cultural, el comercio o la hostelería, dio un nuevo paso alejándose del grupo de gobierno y del propio plan. Mientras el resto de formaciones realizaron críticas en tono constructivo hacia el gobierno local, el viceportavoz de la Marea, Iago Martínez, atacó la gestión del ámbito cultural desde el Ayuntamiento y tildó de «UTE» (Unión Temporal de Empresas) la gestión del área entre los concejales Celemín, Sobral y Borrego. Martínez tendió la mano de la formación para «corrixir o rumbo», pero no para «facernos cómplices dos seus erros e chantaxes».
El ataque directo a los ediles fue respondido por Lage Tuñas, quien empezó por pedir «coherencia» a la Marea e indicó que este modificativo es un «trámite debido» derivado de aprobar el plan de rescate. A continuación, el portavoz municipal endureció su respuesta a Iago Martínez: «Hoxe decepcionoume profundamente, a crítica política pode ser durísima, pero non lle vou consentir que lle falte ao respeto aos meus compañeiros».
Además, Lage Tuñas fue firme en su defensa de la labor del gobierno municipal y de la dinámica del pleno. «Pode intentar destruir á Marea, que o fai con bastante ahínco. Na súa casa o que considere, pero a corporación merece respeto», aseveró. Mientras, Martínez respondió a Lage Tuñas que la mejor defensa que puede hacer de sus compañeros es con el balance de la actividad en el primer año de mandato, con el que fue crítico. Lo vivido ayer fue un enfrentamiento más fuerte que los anteriores, pero todo indica que no será el último.
Los okupas de Palavea, la gestión del área de Deportes y el clima electoral marcaron el resto dela sesión
El resto de la sesión fue más sosegado y quedó ensombrecido en cierta manera por la tensión vivida en el tramo inicial. De hecho, hubo bastante acuerdo sobre algunos de los asuntos más destacados de los que se trataron.
Uno de ellos fue el de la situación que provocan los okupas de Palavea, que fue llevada al pleno por el BNG en una moción. El respaldo fue unánime y quedó patente la preocupación de los grupos políticos por los episodios violentos vividos en las últimas semanas y que provocan la inseguridad y preocupación de los vecinos del barrio.
La concejalía de Deportes fue el objetivo de varias mociones y preguntas, la mayor parte de ellas, como la iniciativa presentada conjuntamente por el PP y el Grupo Mixto (conformado por la exconcejala de Ciudadanos), se centraron en la gestión del área y en particular en el estado de diversas concesiones, contratos e instalaciones. «Os compromisos vanse cumprir», aseguró el concejal Juan Ignacio Borrego, quien señaló que la puesta en marcha del Consello Municipal de Deportes servirá para definir los planes del área.
Durante el turno de mociones y preguntas orales se abordaron diversos asuntos con incidencia en la ciudad, pero que exceden de los límites municipales y con cierto ambiente electoral. El PP planteó una moción sobre el ingreso mínimo vital, mismo tema que puso sobre la mesa la Marea, que añadió también la renta social. Esta formación también llevó a María Pita la situación de los servicios sanitarios y sociosanitarios. Por su parte, el BNG presentó iniciativas sobre las residencias de mayores y la planta de aluminio de San Cibrao y la problemática de las industrias electrointensivas. Aunque algunas mociones provocaron discrepancias entre los grupos, el debate fue bastante más respetuoso que lo que sucedió en la parte inicial de la sesión ordinaria.