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Pedro Llinares: «Hay que adaptarse a esta forma de vivir una temporada larga»

Mila Méndez Otero
m. méndez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

linares
PACO RODRÍGUEZ

El que fue jefe de infecciosos ha aparcado su jubilación para ayudar en el hospital

04 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

A sus 69 años Pedro Llinares Mondéjar no lo pensó dos veces cuando le propusieron reincorporarse para ayudar a sus compañeros en el Chuac durante el primer brote del covid. Fue el jefe de la unidad de infecciosos durante tres decenios. Acaba de ser reconocido por el Sergas como médico emérito y podrá seguir en activo otros dos años más.

-Desconectar fue imposible.

-Me jubilé hace cuatro años y siempre quise volver. En abril ya me tenía fichado el hospital gracias a haber sido reconocido como emérito. Con la situación del covid y la alerta me ofreció un contrato durante tres meses. Se ha terminado, pero seguiré por aquí ayudando dos años más.

-¿Se arrepintió en algún momento de ofrecerse ante la gravedad de la enfermedad?

-No, porque no estaba en primera línea viendo pacientes con covid, sino en comisiones, asesorando o con labores científicas.

-¿Vivió una situación similar?

-En la vida. Durante casi 30 años de jefe de infecciosos hemos visto muchas cosas, como el comienzo del VIH y el sida, pero no tiene nada que ver con esto. Afectaba a un perfil de la población más restringido. Esta pandemia nos ha cogido a todos desprevenidos.

-¿Es el virus más difícil con el que se ha encontrado?

-Sí, sin duda, a pesar de que cada día es más fácil conocerlo gracias a la tecnología. Este coronavirus se comporta de una manera distinta a los demás con respecto a su agresividad y contagiosidad. El problema es que no estamos yendo todo lo deprisa que esperábamos. Parece que las vacunas se están desarrollando más o menos con rapidez, sin embargo, en cuando a los tratamientos hemos avanzado poco. Había muchos estudios con el primer brote, como con la famosa cloroquina, pero se estancaron.

-¿Cómo ve la situación ahora?

-Preocupante. Parece que no hay la misma gravedad en los pacientes, los hospitales están mejor, pero con el ritmo que llevamos, si esto no se frena, no sé hasta cuándo van a aguantar. Como no hay un tratamiento seguro y eficaz, seguimos diciendo lo mismo, lo que hay que hacer es no tener la enfermedad, no tratarla. Todas las medidas que repetimos, distancia, mascarilla y lavar las manos, es porque no queda más remedio.

-¿Hay poca sensatez?

-No puede ser tan insensata la gente y seguir reuniéndose 20 familiares para celebrar un cumpleaños. Tenemos que darnos cuenta de que tenemos una nueva situación entre manos, es una nueva forma de vivir y tenemos que atarnos a ella durante una temporada larga porque por ahora es lo único que tenemos.

-¿Qué es lo que más le indigna?

-La falta de responsabilidad. Empieza a haber pacientes mayores que ingresan, eso es porque nos están metiendo en casa el virus. Esto no es banal, es un problema social de salud pública y nos afecta a todos. Es muy decepcionante ver a gente que parecía que tenía que tener los pies en el suelo que se sigue quitando la mascarilla o se juntan 15 personas a merendar. Así no vamos a ninguna parte.

-¿Terminaremos desquiciados?

-Sí puedo decir que la clase médica está cansada. Pasaron un primer brote desquiciados y con estrés, este es un problema grave.

-La pandemia tiene también algo de reto profesional.

-Sí, es un reto profesional muy importante para nosotros.

-Nunca se termina de aprender.

-Nunca, menos los médicos.