El futuro de las extraescolares, en el aire

Sara Pérez Peral
Sara Pérez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

ANGEL MANSO

Padres y colegios apremian a la Xunta para que presente el protocolo de estas actividades

06 sep 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

A cuatro días de la vuelta a las aulas, los centros escolares de A Coruña apuran la adaptación de sus instalaciones según las medidas que la Xunta planteó en la última modificación de su protocolo, presentado a principios de esta semana. Si bien es cierto que todavía quedan por ultimar y regular ciertos servicios, como es el caso de las actividades extraescolares, una prestación imprescindible para la conciliación de las familias.

A la espera de un protocolo específico que regule el funcionamiento de esta prestación, los centros educativos permanecen cautos y no dan nada por garantizado. En ese documento se determinarán las medidas de prevención y protección frente al covid, así como las responsabilidades de las personas que organizan la actividad. Habitualmente, este servicio se reanuda un mes después del inicio de las clases, en octubre. Sin embargo, la Consellería de Educación —quien tendrá que redactar este anexo— todavía no ha informado de la fecha prevista para su publicación. Una decisión que impide en gran medida que los centros educativos avancen en la organización de la oferta de actividades extraescolares.

No obstante, algunos de los centros escolares de la provincia, tanto públicos como privados, han comenzado a pensar en soluciones que remienden la posible ausencia de la gran mayoría de actividades. Pues conocen la importancia que tiene este servicio para los padres y madres de los pequeños. Así lo explica Gema Pérez, de la AMPA del colegio Ramón de la Sagra: «Luchamos por la conciliación. No podemos quedarnos parados ante la necesidades que presentan las familias». Y en eso están en los centros, en garantizar en primer lugar la seguridad de todos los niños, pero teniendo muy presentes las necesidades organizativas de los padres.

En el caso del colegio de Ramón de la Sagra, las decisiones difíciles no han tardado en llegar. «Hemos decidido no ofertar actividades de empresas privadas. No puede ser de otra forma», explica Gema Pérez. Una de sus principales instalaciones complica la situación un poco más, y es que cuentan con un patio cubierto sin ventilación, únicamente la que se consigue por el portón de la entrada. Lo que sí ofrecerá el colegio son actividades para facilitar la conciliación, donde tres aspectos serán clave: la ausencia de contacto personal, la distancia de seguridad mínima de dos metros y el uso de la mascarilla. La disposición por aula será de nueve niños por monitor. «Un ejemplo de lo que sí podremos ofrecer con todas las garantías de seguridad serán actividades como magia o teatro, donde nadie tenga que tocar nada», explica Gema Pérez.

La lucha por la conciliación

Los grandes perjudicados serán los niños, pero en este caso, también lo serán los padres. En el ANPA O Trisquel, del colegio Concepción Arenal, están tratando de gestionar esta prestación. «Todo está no aire. Non vemos clara a volta das actividades extraescolares», indica Fran Varela, miembro del AMPA. Por el momento, no pueden garantizar nada a las familias: «Hai moitos pais que están interesados en saber que é o que vai a pasar porque teñen que organizarse. Pero non lle podemos garantir nada». La solución, para ellos, pasa por concentrar a los niños de un mismo nivel educativo en cada una de las actividades extraescolares, y así garantizar la estabilidad de los grupos de convivencia estable de las aulas.

Desde la concertada, Aniceto Rodríguez, director del colegio Franciscanas Sagrado Corazón, están a la espera de las directrices que se establezcan. «Estamos valorando opciones para aquellas que se puedan desarrollar, siempre con las medidas de seguridad como la distancia, el uso de mascarilla y la limpieza de los espacios. Pero son muy cautos y ofrecerán aquellas actividades que puedan desarrollarse bajo las indicaciones del protocolo de la Xunta. Según las medidas que se presenten, estudiarán la viabilidad de las extraescolares. Desde Franciscanas tampoco quieren descartarlas de un plumazo, pues entienden que son un factor determinante para la conciliación familiar.

Por otro lado, centros privados como el British Royal School sí ofertarán actividades extracurriculares. La jornada lectiva termina a las 15.30 horas, y los alumnos podrán complementar su formación con clases de programación y robótica, yoga, música, pintura artística o algún deporte durante una hora más, según apuntan desde el centro. Las claves que seguirán para poder garantizar la seguridad de los escolares: «Mantendremos los grupos de convivencia estable de las aulas y contrataremos a más personal», explica Paula Gundín, directora del British Royal School.

¿Qué pasará con el comedor?

Otra de las preocupaciones de las familias es el comedor escolar. Este servicio, junto con el de madrugadores y las actividades escolares, conforma la respuesta que los centros ofrecen ante la conciliación. En el colegio Concepción Arenal tienen listo su protocolo. «Irán por turnos y cada alumno tendrá un lugar asignado para esperar», explica Varela.

Lo mismo sucederá en el Ramón de la Sagra, donde el horario de comidas se realizará en tres turnos. Además, implantarán una medida más de seguridad, y tomarán la fiebre de los niños antes de entrar al comedor. Los datos no son los que se esperaban desde el centro: «Se ha notado el temor de los padres, hay menos demanda», indica Gema Pérez. Sí esperan que las cifras aumenten en el mes de octubre.

gema Botana, madre de dos niñas en salesianos

«Contrataré a una persona para que las niñas puedan comer en casa»

El miedo por un posible contagio de covid no solo está en el cuerpo de los padres. También afecta a los más pequeños, y a las rutinas establecidas que seguían de años atrás. Ese es el caso de la hija menor de Gema Botana, matriculada en el centro de Salesianos. En el mes de junio abonó la matrícula de la Escuela Municipal de Música para que su hija acudiese a clases fuera de la jornada lectiva, pero con la evolución de la pandemia en la ciudad de A Coruña, tanto la niña como la madre prefirieron prescindir de esta formación extra. «Mi hija pequeña tiene miedo, este año ya no quiere ir a clase de música», indica Botana. «A mí me preocupa bastante porque en estas aulas se rompe el grupo de convivencia con el que llegan los niños de los centros escolares», continúa.

Otro de los miedos de Botana es cómo se plantea el servicio de comedor para este curso. Una vez más, para ella no son suficientes las garantías de seguridad. «Contrataré a una persona para que se lleve a las niñas a comer a casa y luego las vuelva a llevar al colegio», explica.

sonia garcía, madre de dos niños en el liceo

«La hora extra de las actividades del centro me permite llegar a tiempo a recogerlos»

Sonia García tiene dos niños, uno comenzará en infantil y el otro en primaria. Para ella, el factor determinante para conciliar fue la elección del centro escolar. «Tuve que plantearme que mis hijos no podrían ir a un colegio público por no ofrecer un horario de tarde», indica García. Por esa razón, acudirán al colegio Liceo.

La hora extra que gana gracias a las actividades que el centro organiza al terminar la jornada lectiva es un factor determinante para la conciliación en su familia. «Yo salgo de trabajar a las cinco y media. Entre que llego a Coruña, esa hora extra me permite llegar a tiempo a recogerlos al colegio», explica Sonia García.

Pese a la complicada situación sanitaria, en el Liceo han organizado actividades extraescolares para este curso. «Habrá menos oferta pero podrán tener todos los días una hora de actividades. El profesor se desplazará hasta el aula de cada niño para no romper el grupo de convivencia estable», indica García. El próximo miércoles, el centro les presentará las actividades para este nuevo curso.