Antón Quindimil, Roi Calviño y Víctor Fernández son el exponente de deportistas de élite en tres disciplinas en un concello que defiende el valor del deporte de base
26 oct 2020 . Actualizado a las 11:58 h.A Abegondo se le conoce deportivamente desde el 2003 por acoger la ciudad deportiva del Dépor, pero es un municipio que en los últimos tiempos presume de deportistas de alto nivel como es el caso del futbolista Antón Quindimil, que juega en el Lugo, el jinete Roi Calviño, que está en el equipo nacional, y el jugador de balonmano Víctor Fernández, que tras impulsar la Escola Balonmán Municipal y pasar por varios equipos juega ahora en León.
Quindimil empezó en Abegondo a jugar al fútbol sala con el equipo del Concello con cinco años, después estuvo en el Santiso en el equipo de fútbol 7, con su padre de entrenador, para posteriormente fichar por el Calasanz de A Coruña, el Racing de Ferrol, el Celta hasta su último año como juvenil y ya en su etapa de sénior jugó en el Somozas, Polvorín y ahora en el Lugo, donde comenzó el 4 de mayo. «La verdad es que es algo único, el salto es muy grande, y te vas acostumbrando, con el grupo que tenemos todo es más fácil, tanto los jugadores como el cuerpo técnicos son muy cercanos y te ayudan mucho, como experiencia es lo mejor que me pasó hasta ahora en el fútbol», reconoce un jugador centrado en su carrera deportiva y que ha tenido que dejar aparcados sus estudios de INEF. «Es ya un nivel muy alto y todo mi tiempo está centrado en el fútbol», apostilla.
En el caso de Roi Calviño, que se proclamó en diciembre campeón de España de Salto, comenzó a montar a los dos años, con seis ya saltaba y desde entonces lleva en el mundo de la competición, preparándose por toda España e incluso con una estadía en Holanda. En estos momentos, vive en Ferrol, donde monta y da clases. Siguiendo la tradición familiar se dedica a la compra venta de caballos, actualmente tiene 17 monturas, además de una compartida. «Todas las semanas vendo un caballo como mínimo. Hay mucho movimiento, más que antes», indica con respecto a la pandemia, que afectó mucho al mercado, porque la competición se paró, «si no se concursa no se vende y los caballos perdieron forma física al no montarlos». Sin embargo, ahora dice que se ha potenciado porque la gente quiere actividades al aire libre. Hizo un curso de ADE, no le gustó y está centrado en la equitación. «Uno de mis sueños ya lo he cumplido, que es estar en el equipo nacional como estoy, participar en un campeonato de Europa y haber representado a España en un montón de competiciones y ahora intentaré seguir a ese alto nivel», explica sobre sus aspiraciones.
En el caso de Víctor Fernández, tras saber que su padre había sido jugador de balonmano, logró jugadores preguntando a los nueve años en el patio del colegio quién se apuntaba en lo que sería el germen de la Escola de Balonmán de Abegondo. «Debíamos ser 15 rapaces de entre 9 e 12 anos, o primeiro ano só xogamos un partido, pero o seguinte xa quedamos campións na Coruña». De ahí pasó al OAR, al Ártabro de Oleiros y al Club Cisne de Pontevedra, donde ha estado hasta este año. Ahora está en el Ademar de León, ciudad donde estudia INEF. «Estou moi contento, hai moitos rapaces coma min, que coñezo de xornadas de tecnificación da selección», señala, reconociendo que se trasladó buscando estudiar y jugar a un buen nivel. Su sueño, llegar a la liga Asobal, la máxima categoría masculina de balonmano.