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Ricardo Babío: «No podemos resignarnos a que en el 2050 haya más plásticos que peces»

Fernando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

Nace una empresa que pretende poner coto a la contaminación de nuestra costa

21 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El mar ha marcado la vida de Ricardo Babío Arcay en muchos aspectos. En lo profesional, como ingeniero de caminos, especializado en ingeniería marítimo-costera, e impartir clases de gestión de la costa en la Escuela de Caminos de la UDC. Y en lo personal, como amante del mar -«como cualquier gallego», apunta- y practicante de deportes náuticos como el paddle surf. Y, por último, como creador de LimpOcean, una empresa de recogida de basura marina en las costas y en los mares, para transformarla en pulseras y otros productos, que tiene como objetivo paralelo la concienciación y que veía la luz este pasado verano: «Con el confinamiento tuve tiempo para darle forma a esto que llevaba mucho tiempo rondándome la cabeza», afirma el fundador.

-¿Qué le lleva a poner en marcha este proyecto?

-Que es algo necesario. Hay muchos sectores que trabajan en esto, desde administraciones a oenegés, afortunadamente. Pero aquí hay que sumar, tenemos que ir todos de la mano, no hay competencia. De hecho ya he colaborado con organizaciones como Mar de Fábula en limpiezas de playas. Pero esta idea es un modelo distinto, basado en cierto modo en una empresa americana fundada en el 2017 que se llama 4Ocean. Aunque he intentado mejorar algunos aspectos, sobre todo en lo tocante al fomento del empleo local.

-¿Qué es lo que les diferencia de esas oenegés?

-El fondo es el mismo, compartimos objetivo con todas esas oenegés que se esfuerzan por limpiar nuestros mares y playas. Pero hay ciertos matices diferenciadores, empezando por la gestión. El modelo que proponemos es autónomo, el objetivo es limpiar el océano sin tener que depender de subvenciones ni organismos públicos. Gastos hay siempre, y por eso apostamos por autofinanciarnos. Es una empresa pero, aunque pueda sonar contradictorio, no tiene ánimo de lucro. No es mi trabajo, esto ha salido de dedicarle el tiempo libre y las vacaciones, por pura pasión.

-Apuesta por profesionalizar esta labor desarrollada habitualmente por voluntarios.

-Los voluntarios son fundamentales para este tipo de asuntos. Pero no hay que desechar que estas limpiezas puedan llegar a hacerse de manera profesionalizada. Un trabajo remunerado, claro. Podría incluso haber movimiento económico con el alquiler de embarcaciones que estuviesen paradas para realizar limpiezas. Creemos en la economía circular, apostamos por productores y distribuidores locales. Los artesanos que nos hacen las pulseras son de aquí, contamos con la Federación Galega de Redeiras Artesanas. Y queremos ir también de la mano de las oenegés en todo momento y desde el principio. De hecho, un porcentaje de las ventas de LimpOcean va destinado directamente a entidades sin ánimo de lucro.

-Uno de los pilares del proyecto es el aspecto pedagógico.

-Tenemos que conocer la magnitud del problema y concienciar sobre la misma. Hay datos ante los que no podemos resignarnos, como que con la tendencia actual en el 2050 habrá en el mar más plásticos que peces. Puede ser matizable, pero nos da una idea de las dimensiones del problema. Así que, al tiempo que el objetivo de LimpOcean es recoger basura marina, también lo es el impedir que siga vertiéndose esta basura al mar, y eso lo conseguimos a través de pedagogía y del fomento de un cambio de hábitos, para lo que nos estamos volcando en redes sociales, entre otras vías.

-¿Cómo es el proceso de reciclaje de la basura marina para darle una nueva vida?

-Lo ideal sería hacer un reciclaje directo y total de lo que se recoge, pero eso no es posible. Dentro de nuestras capacidades hacemos cosas como unas pulseras elaboradas con redes recuperadas del mar y otras con maderas de la misma procedencia que realiza el taller artesano Silvereira de Santiago. Y lo que no podemos reciclar se remite e un vertedero autorizado para su eliminación. Lo que tenemos claro es que en el mar no se va a quedar.

-¿Qué otros productos hay en su web, www.limpocean.com?

-No somos una tienda, no es nuestra prioridad. Pero así financiamos nuestro objetivo. Hay camisetas de algodón orgánico, bolsas de plástico reciclado o unos ceniceros de bolsillo hechos con papel de estraza, porque las colillas es lo que más te encuentras al limpiar las playas. Todo esto tiene un doble beneficio, evitas que la gente tire colillas y, además, financias las limpiezas. Y tendremos mascarillas reutilizables.

«Cada basura que recojamos y cada conciencia que movamos es un triunfo»

Ricardo Babío Arcay relativiza la demonización que se viene realizando del plástico. Lo malo no es el material, si no dónde se encuentra: «El plástico ha supuesto un progreso y un desarrollo enorme en diferentes campos como la construcción o la sanidad. La cuestión es que el 50 % del plástico que se produce es para objetos desechables, de un solo uso. Cosas que usas un par de minutos y que tardan 500 años en biodegradarse. Eso es lo que hay que vigilar», matiza.

-¿Hasta dónde quiere llegar con este proyecto?

-Por ahora estamos arrancando, pero puede llegar muy lejos. Tanto como quiera la gente. Por eso necesitamos el apoyo de todos, porque al fin y al cabo se trata de un problema que nos afecta a todos, como es la contaminación de los océanos, y en cuya solución todos podemos poner nuestro granito de arena. ¿Que no cuaja todo lo que me gustaría? Jamás podremos hablar de fracaso, todo lo que hayamos limpiado del océano es un triunfo, y cada conciencia que consigamos mover, un éxito.

-Pero han puesto en marcha LimpOcean en el momento más complejo que se recuerda.

-Es cierto, ahora no es buen momento para nada. Es muy complicado organizar cualquier evento, cualquier recogida de basura marina en una playa cercana y movilizar a gente. Lo planeas todo para el fin de semana y puede venirse todo abajo por el cierre perimetral del municipio. Y a esto súmale que en Galicia, en invierno, el tiempo no siempre acompaña para según qué actividades. Pero esperemos que las cosas vayan cambiando, porque nuestra intención es aprovechar cuando llegue la primavera para organizar recogidas, como ya hemos hecho.