No hay año en el que el despacho que vendió la primitiva perdida se quede sin premio

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

CESAR QUIAN

Décimos sueltos, por máquina o en mostrador, solo alegraron a unos cuantos

23 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Más que pellizcos, la lotería de Navidad dio palmaditas en A Coruña. Pese a que 6.000 euros al décimo sirven para una buena fiesta, caprichitos o unos buenos Reyes, el premio no da para encender puros con billetes en una ciudad que no pasó de dos quintos premios. Y ni siquiera fueron muchos décimos. Nadie compró más de uno, ya fuera por máquina o en mostrador.

El más repartido fue el 86986. En la ciudad se vendió en los despachos coruñeses de la calle Barrera, Cuatro Caminos Centro Comercial y en la administración de Carrefour de Alfonso Molina. Por su parte, varios décimos del 43831 (60.000 euros a la serie) salieron de los mostradores de la papelería Riazor, la papelería de Villa de Negreira y del estanco de Monelos. La lotería de Navidad pasó por muchos barrios, pero no hizo rico a ninguno. Aunque menos es nada.

Si bien fue poco lo repartido, la sonrisa de los loteros era inmensa. No se les borra nunca a las encargadas de la administración, que año sí y año también venden alguno de los primeros premios. En la mente de todos quedó grabada la primitiva perdida y agraciada con 4,7 millones que vendió hace más de ocho años y que aún hoy no tiene dueño. La polémica búsqueda del afortunado continúa en los tribunales. Hasta 200 personas llegaron a decir ser ellos los afortunados.

En este sorteo de Navidad, siguiendo la tendencia de la suerte, vendió un décimo del 86986. Lourdes García comentó que se trata de una cifra media, «como le gusta a la gente».

Pablo Blecua, del despacho O Meigallo, en la Barrera, decía: «No es el premio más grande que hemos dado. Es el propietario que regenta desde hace diez años la administración que su abuela fundó hace cincuenta.

«Papá, hemos dado un quinto». Llamar a su padre fue lo primero que hizo Vanessa Rubio al enterarse. Regenta otro de los lugares que más premios reparten, el estanco de Monelos, en el número 27 de la misma avenida. Explica que fue vendido por máquina y desconoce quién es el comprador. Supone que es del barrio porque su mayor clientela reside en la zona.

Tan solo salió un décimo emitido a través de la máquina de O Petón, en el centro comercial Cuatro Caminos. Jonny Marín, uno de sus empleados, explica que este año se estrenaron como loteros, «por lo que la emoción y alegría son grandes».