Diversifican el negocio con dos propuestas diferenciadas en sus locales de hostelería, además de ofrecer a venta a domicilio
28 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Él y su hermana se criaron en el negocio. «Estudiamos EGB en el bar. Los clientes nos han visto crecer y nosotros a ellos», destaca Javier Blanco Villaverde. Junto con su hermana Anabel está al frente del mítico mesón A Cepa de O Burgo, muy anterior a la cepa británica o la sudafricana. Lo fundó un familiar en 1982. «Las mesas de madera llevan desde el primer día y proceden del mismo carballo de Mesía. Con el paso de los años fuimos ampliando y mejorando las instalaciones. Somos inquietos», apunta. Poco más queda del primigenio establecimiento del que se hicieron cargo sus padres en 1985 tras regresar de Inglaterra, donde habían trabajado en el sector de la hostelería. De hecho, los hermanos Blanco nacieron en el Reino Unido. «En la carta mantenemos el chorizo zamorano, del que se llegaron a vender cien raciones al día. Ahora casi nadie lo pide, pero preferimos no quitar nada. A la carta solo añadimos. También utilizamos la jarra de vino de siempre para los clientes que la solicitan», destaca Javi, como todos le llaman. Charlamos unas horas antes de que vuelvan a abrir sus dos terrazas (la que da a la iglesia de Santiago y otra preciosa en la parte posterior del inmueble) y para que puedan recibir a comensales fuera del municipio de Culleredo. «En cuanto lo anunciaron ya nos llamaron para reservar», asegura.
La nueva cocina
Una y otra vez repite «somos muy emprendedores». Se nota. «Pasamos de tasca de raciones a mesón restaurante y a tienda online», explica mientras me muestra la nueva cocina que están terminando de montar en la parte trasera del edificio. «Ya antes de la pandemia habíamos decidido digitalizar nuestro mesón y montar la plataforma A Cepa na casa. Por eso hemos instalado una cocina central con su sala de racionamiento. Preparamos los platos, los enfriamos al momento y lo termosellamos. La idea es enviar nuestras especialidades a toda la península. Ya te dije que somos muy emprendedores», apunta. «Se nos va la olla», comenta su hermana. Durante este último y duro año tuvieron claro algo, que tenían que seguir adelante. «Nunca en 40 años de historia habíamos servido comida para llevar. La respuesta fue buenísima. Notamos el apoyo de la gente», comenta Javi, que a regañadientes me cuenta lo que le pasó el día de San Valentín. «Tuvimos tantos pedidos que aceleré un poco de más. Me llegaron tres multas del mismo día cuando hacía el servicio a domicilio. Indicaba a 80 e iba a poco más, a 89 o 90. Allá fue la ganancia de ese día».
Sin tiempo libre
Javier tiene 43 años y dos hijos de 9 y 6. Además de A Cepa, también regenta con su hermana el gastrobar Abeleira en la Costa da Tapia que es famoso por los postres. «En el mesón tenemos para todo tipo de públicos, desde el que viene a picar tortilla, chipirones encebollados, raxo, calamares a la romana o pulpo, al que se quiere tomar un buen rape o un buen chuletón. En el otro local nos dirigimos a un público millennial con fajitas, pan bao, tacos y demás», relata. Por si esto fuese poco, también son propietarios de un estudio de entrenamiento personal en Cambre. «Ya te dije que éramos muy emprendedores y que con tiempo libre nos sentimos raros. Por eso no tenemos. En la época buena contamos con 12 o 14 empleados en el mesón, pero a cada plato que sale de la cocina le echamos un vistazo o mi hermana o yo antes de llevárselo al cliente. Somos los primeros en llegar y los últimos en salir», destaca. «Es algo que de cara al futuro deberíamos organizar mejor, pero...», añade Anabel. Dice que el secreto del éxito durante tanto tiempo, además del trabajo constante, es «hacerlo lo mejor posible con el mejor producto y tratar a cada persona como si fuese el mejor invitado a tu casa. Hay clientes fieles desde los años ochenta que vinieron en su día con su novia y ahora lo hacen con los nietos», sentencia. Dice que, cuando se puede escapar, va a tomar la tosta de sardina a O Lagar da Estrella y cualquier plato del Overa. «De lo que hacemos nosotros mi favorito son las carrilleras estofadas», confiesa este emprendedor.