Mario Casas ha conseguido demostrar con este goya que tenía muchísimo más dentro que la imagen de golferas
11 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Lo conocimos como «el guapo» de la película, el chico que las volvía locas a todas, y por fin, 25 filmes después de su debut, Mario Casas ha conseguido demostrar con este goya que tenía muchísimo más dentro que la imagen de golferas. Los que han tenido la suerte de entrevistarlo saben que detrás de esa fachada de tipo duro se encuentra una de las personas más entrañables del cine, una de las más respetuosas y una de las que más ha presumido de su tierra. Se lo dijo hace poco a mi compañera Ana Abelenda, que tuvo la oportunidad de hablar con él para la revista YES: «Me gustaría hacer de gallego, de coruñés». Porque si algo Mario ha demostrado allí donde va es que él está orgullosísimo de tener ese «gen coruñés» que lleva a gala. Su retranca y su manera de ser, cercana y familiar -ha confesado- se la debe a esta esquina del norte. Y ese papel de coruñés le vendría que ni pintado si se perfilase como un personaje de esta ciudad, la suya, de la que tanto presume.
Como Banderas con su Málaga, Mario ha hecho de Coruña su brújula, por muchos lugares en los que haya vivido. Él siempre que puede vuelve por aquí, donde aún tiene a mucha de su familia, pero también tiene guardada su primerísima infancia, la que marca para siempre. De Coruña jamás ha renunciado, y eso que se fue a los 4 años, sino todo lo contrario. Y eso dice mucho de él, porque Mario no se ha impostado en la cursilería del famoso que va de sobrado. Se le notó cuando recogió el goya rodeado de los suyos, sus padres y sus hermanos a los que ha cuidado tanto. Pudiendo renegar de su pasado, Mario se acordó de esos primeros fans que lo siguieron desde el principio cuando estaba subido a la moto: «Gracias a todos aquellos que alguna vez habéis estado a tres metros sobre el cielo». Qué grande es este SuperMario coruñés.