Inés Rey se reafirma tras la movilización del domingo en A Coruña: «La manifestación del 2017 no consiguió avances»

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA

A CORUÑA

La alcaldesa reivindica el diálogo tras una protesta reducida que capitalizó el BNG

03 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras la reducida manifestación del domingo, 800 asistentes frente a los 4.000 del 2017 -cifras ambas de la Policía Local-, Inés Rey se reafirmó en su estrategia sobre el puerto. Reivindicó el «diálogo» y el «respeto institucional» entre el Ayuntamiento, la Xunta, el Gobierno y la Autoridad Portuaria, que este año se ha traducido en el compromiso de licitación del tren a Langosteira -en la que jugó un papel clave Alberto Núñez Feijoo- o la decisión de anular los pactos del 2004, que sí preveían alienar los muelles al sector privado. Ese era precisamente el gran objetivo de la protesta: evitar la venta.

Rey, que insistió en su respeto a convocantes y asistentes, dijo que la marcha fue «política»; y explicó la baja asistencia porque era una protesta «preventiva» contra «una hipótesis». También recordó que la movilización del 2017, mucho más concurrida, no produjo avances, al contrario que el diálogo del último año.

El gobierno local se sintió reivindicado por el esfuerzo de Marea, BNG y Podemos -su oposición por la izquierda- para impulsar la marcha. Acudió la candidata del Bloque y líder de la oposición en el Parlamento gallego, Ana Pontón; el secretario general de Podemos Galicia, Antón Gómez-Reino; el exalcalde de la Marea, Xulio Ferreiro. Concejales y cargos de esos grupos. El BNG movilizó a ediles de otros concellos. Se sumó el alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane, al frente de Alternativa dos Veciños, que desembarcó a cargos del área. También partidos hermanos de la Marea, como Sada Maioría, que gobierna esa localidad.

Ese esfuerzo, lanzado por partidos que en A Coruña suman más de 30.000 votantes, se tradujo en 800 personas, una cantidad inferior a la alcanzada en las movilizaciones del 8M, 900 manifestantes, o Alcoa, más de un millar, siempre según el 092.

Los convocantes, pese a la evidencia de las fotografías, afirmaron que la cantidad fue mayor. La portavoz de la Marea, María García, habló de 5.000 participantes. Luego esa cantidad se redujo a 3.000 y al parecer muchos no habrían llegado a María Pita. Incluso si fuese así, y obviando la presencia de participantes de otros municipios, la marcha apenas habría citado a poco más del 1 % de la población de la ciudad.

El intento de aumentar las cifras tenía el objetivo de salvar el capital político invertido. La Marea capitalizó en el anterior mandato las protestas por el Puerto, una reivindicación que siempre lideró el BNG, que ha vuelto a ocupar esa posición dominante.

En la marcha, el sindicato nacionalista CIG y el Bloque iban los últimos, en una formación más densa que el resto. El grupo de la Marea se cubrió con paraguas con el logo del partido, lo que les protegió del sol y rellenó calvas entre sus filas, pero apenas había más de treinta parasoles. Su sector incluyó otra innovación: la presencia de Xulio Ferreiro. Ninguno de sus predecesores inmediatos -Francisco Vázquez, Javier Losada y Carlos Negreira- participó en protestas locales tras perder -o dejar, en el caso de Vázquez- la alcaldía. El domingo esa barrera se rompió entre gritos de «Inés, escoita, Coruña está en loita».

La reducida presencia de paraguas no solo contrastó con la disciplinada marcha del BNG, sino también con el despliegue de Alternativa dos Veciños, que desde hace ocho años intenta hacerse un hueco en la política coruñesa.

La baja movilización y su composición encajan con el diagnóstico de la última encuesta de Sondaxe, que vaticina una subida del PSOE y el Bloque, que han hecho gala del «diálogo» y la «oposición responsable» este mandato. El sondeo también advierte de la pérdida de 3 de las 6 actas de la Marea, peleada con Podemos y con gran parte de sus ediles inhabilitados para repetir en la lista por el reglamento interno del partido.

La pelota queda ahora en el tejado del gobierno local, que prevé sentar las bases del futuro de los muelles este mes, partiendo del criterio de titularidad pública. Hasta hoy la única propuesta salió del Gobierno gallego del PP, que no acudió a la manifestación e insiste en buscar un acuerdo entre las Administraciones.