La red de bitcóin tiene un alto consumo de electricidad, mayor incluso al de muchos países, pero los expertos consultados por aseguran que existen formas de reducirlo al cambiar el método de minado. Sin ir más lejos, la segunda criptomoneda más conocida, ethereum, ya se ha movido en este sentido y pronto abandonará el minado tradicional. Lo cambiará por el sistema llamado «prueba de participación» (del inglés proof-of-stake), que consumirá un 99,5% menos.
«La principal solución para reducir el consumo de energía de las criptomonedas es invertir y hacer la transición a mecanismos de consenso y minado más eficientes energéticamente», destaca el responsable de Desarrollo de Negocio de South Pole, Mauro Accurso. Señala que ya existen varias redes blockchain con un impacto ambiental por transacción mucho más bajo. Y ha defendido que para las que sigan funcionando con mecanismos proof-of-work de consenso y minado tradicionales, la solución a largo plazo es «asegurarse de que la energía que utilizan provenga en su totalidad de fuentes renovables».
El consejero de Eurocoinpay, Herminio Fernández, precisa que el minado proof-of-stake no consume tanta electricidad porque «no necesita unidades tan potentes de cálculo». No obstante, si bien muchos token se están adaptando a esta prueba de trabajo, Fernández no cree que vaya a ser el caso del bitcoin. «Lo positivo de esta criptomoneda es su seguridad extrema y, para eso, necesita una red de ordenadores brutal», resalta.
Para el responsable de Bit2me en España, Javier Pastor, la clave no es el cambio del protocolo a ‘proof-of-stake’, sino que lo importante es comprobar de dónde procede esa energía. Recuerda que un 30 % de la que se produce a nivel mundial se desperdicia. Según el Cambridge Center for Alternative Finance (CCAF) de la Universidad de Cambrige, el Bitcoin representa el 0,37 % de la producción total de electricidad global y el 0,43 % de su consumo. Si bien en un primer momento estas cifras pueden parecer bajas, la realidad es que toda la red consume más electricidad que Finlandia, Bélgica o Chile, entre otros. Asimismo, podría satisfacer las necesidades de electricidad de la Universidad de Cambridge durante 528 años.