Es modelo de patronaje y becaria en una de las áreas de diseño de Inditex
18 jul 2021 . Actualizado a las 22:54 h.Es una chica de 22 años con las ideas muy claras. «Vengo de un barrio humilde, me crie en el bar familiar, y vi trabajar a mis padres de sol a sol. Yo no quiero eso y tengo que esforzarme mucho para llegar a algo en la vida. Ser guapa sin cabeza no vale de nada», explica Laura Boado Fernández. Es modelo de patronaje y becaria en una de las áreas de diseño de Inditex. «Me encanta. Es agotador, pero llegas a casa con la sensación de que lo has dado todo. Soy un maniquí de carne y hueso sobre el que prueban ropa. Mi talla es la 34, la XS, y, a partir de ahí, hacen el resto de tallajes, la S, M, L, XL y XXL. Estoy en el departamento de Zara Studio, de hecho me puse para la entrevista este vestido del catálogo de este verano. Creo que soy la más joven de todo Inditex», comenta con un sonrisa que ni un solo momento durante nuestra charla abandona su hermoso rostro. «Uso la talla 34, pero estoy sana, además de que mi cara es redondita y no tengo para nada aspecto de estar enferma. Si un día me tengo que tomar una pizza o una lasaña, lo hago, pero cuido la alimentación. Antes sufría muchas migrañas y gracias al cambio de hábitos, además de perder peso, mejoró mi calidad de vida. No tomo trigo, lácteos y dulces procesados. Como mucha verdura, pasta de arroz o garbanzos, pollo... Ni Donuts ni pasta normal. Me cambié al sushi. Se puede decir que es la dieta paleo, la misma que hace el futbolista Marcos Llorente. Me costó, pero me cambió la vida», explica esta mujer de 1,76 y mirada intensa.
Novio futbolista
Nació en Santiago. Cuando tenía 7 años sus padres se separaron y se vino con su madre, Filomena, a vivir a A Coruña. «Estoy muy agradecida a mi familia, a mis tíos José y Nicole, a mamá, que me inculcó la humildad, a mi hermano David... Gracias a ellos soy como soy», comenta. Es muy expresiva, optimista y habla sin filtros. Se graduó en el instituto Rafael Dieste y empezó la carrera de Políticas en la Universidad de Compostela, pero se cambió a la coruñesa escuela Goymar para cursar Diseño de moda y Patronaje, que es en lo que anda metida. Lo que dejó fue el fútbol por culpa de una lesión de clavícula. «Jugué de portera en el primer equipo del Victoria. Coincidí con compañeras que acabaron en el Deportivo. Me arrepiento de haberlo dejado, pero cuando fuerzo me duele. Ahora juego al pádel», confiesa Laura, que también está relacionada con el fútbol por vía sentimental. «Desde hace 3 años salgo con Rayco, que estuvo en el Dépor y que ahora fichó por el Unionistas. Se fue la semana pasada. Salamanca tampoco está tan lejos y tenemos que luchar por nuestros respectivos sueños», afirma con tono optimista.
A Miss España
Para ganarse unos euros trabajó en tiendas y cafeterías. Como modelo participó en desfiles y posó para catálogos como el de Joya 36. «Si vas por la tienda ves mi fotografía. Le estoy muy agradecida a Verónica y a su agencia MayVe Models. Me ayudaron a soltarme», explica. Dentro de poco tiene una cita importante, el certamen de Miss España Internacional al que acudirá representando a Galicia. Los concursos de belleza no atraviesan por su mejor momento. «Me da rabia que tengan tan mala fama. Creo que hace años pasaron cosas raras, pero las chicas que vamos ahora hemos estudiado, somos modernas, independientes e inteligentes. Ser guapa te abre puertas y también te las cierra si no eres consciente de ello», sentencia. Como le está sucediendo a cantidad de personas de su edad me cuenta que hace unas semanas dio positivo en coronavirus. «Lo pillé. Me dolió bastante la cabeza. Fue chungo. Tenía un viaje programada de vacaciones a Las Palmas y me quedé confinada», recuerda. Dice que es festeira, pero que, últimamente, hace un plan «de treintañeros. Voy a la Marina, me tomo un vermú, como, sobremesa y a dormir. Mi madre tiene una furgoneta y de vez en cuando nos vamos a Caión o Barrañán y somos felices», asegura Laura, que reconoce que es un poco cabezota y, a veces, algo caprichosa. «No soporto que la gente haga ruido al comer y que los niños anden gritando por el bar». Le gusta el rap y el reggae. «Escucho de todo. Mi padre fue pinchadiscos y en casa había muchos vinilos. El reguetón solo me atrae para fiestas», afirma. «¿Es modelo?», me preguntan las señoras de la mesa de al lado mientras posa para el fotógrafo en el Playa Club, que ahora dirige su familia. Está claro que lo suyo es posar.