Vecinos y usuarios de la Domus denuncian el estado de abandono que sufre el entorno

Laura casal fernández / a.a A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

EDUARDO PEREZ

Hay sitios como el mirador o las escaleras donde se acumula la suciedad, además de zonas del exterior que están deterioradas

30 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

No hay ningún edificio como el museo de la Domus en A Coruña. La Casa del Hombre es siempre una visita obligada para los miles de turistas que vienen cada año y es un sitio emblemático en la historia de la ciudad. Un sitio único gracias al mirador que ofrece una panorámica de las playas de Riazor y el Orzán, o también al restaurante del edificio que posee unas vistas privilegiadas. Está situado en una zona rocosa, con una fachada de pizarra que recuerda al movimiento de una vela con el viento. El arquitecto encargado del diseño del proyecto fue Arata Isozaki, que además fue galardonado con el Premio Pritzker en el año 2019. Tras 25 años de vida la parte del exterior del museo se encuentra en un estado de abandono. Ya en el 2017 un vecino de la calle de al lado alertó de la caída de piedras hacia el paseo y procedieron vallando la zona. Además, en los últimos años fue necesario llevar a cabo una obra para retirar toneladas de rocas salientes del lado de la fachada del edificio, y así evitar posibles desprendimientos hacia la calle Albert Camus. Ahora hay colocada una red metálica que cubre y sujeta esa parte para evitar que se caiga nada a la acera, que está siempre muy concurrida.

También se dan cuenta turistas como Juan y Rosa, una pareja de Málaga que mientras se saca fotos apunta: «Podrían tener esto más limpio». En el paseo que hay desde debajo del talud de rocas hasta la zona de la entrada se hace evidente el estado deteriorado en el que está. En la parte de la entrada al museo, se encuentra mucha basura acumulada entre los arbustos; bolsas de plástico, mascarillas, envoltorios y hasta comida. La escalinata de granito permanece cerrada y vallada, y la parte que rodea el edificio donde hubo un gran jardín, está seca y llena de suciedad. Ocurre lo mismo con la estatua de bronce de Fernando Botero, que tiene el paso cortado y que solo se puede ver desde la distancia. Está cubierta por trozos de plástico y manchas. Hay pintadas en algunas zonas de los alrededores y puertas, además de papeleras en mal estado y algunas de las luces de la calle rotas.

Hay quejas por parte de los vecinos de la calle Ángel Rebollo que afirman que «el deterioro es evidente», y que han visto cambiar mucho la zona en los últimos años. Piensan que a lo largo del tiempo el mantenimiento de los alrededores del museo ha ido a peor: «No se cuida mucho y es una pena porque además es una zona muy turística, tendrían que limpiarlo». Además en los bares que hay cerca cuentan que por la noche el saliente del mirador y las escaleras son una zona de reunión para los que hacen botellón. «Se sientan todos ahí a beber y muchas veces están las botellas por la mañana», critican los propietarios. El Ayuntamiento tiene en marcha un plan de limpieza en la ciudad en el que seguramente adoptará medidas de higiene para devolver la imagen que tenía al entorno del Orzán. Chapa y pintura para esta zona tan especial.