El Ayuntamiento tramita en este momento cinco licencias para mejoras en las fachadas, trabajos en alza desde la pandemia
05 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Mediados del siglo XIX. A Coruña es una ciudad próspera, con una actividad portuaria en ebullición y receptiva a todo tipo de influencias que llegan por mar. Mientras en la Ciudad Vieja sigue asentada la clase noble, la burguesía rompe los esquemas urbanísticos seguidos hasta entonces y comienza a construir viviendas más ligeras, luminosas y soleadas que los rudos caserones que se alzan en la parte alta de la ciudad. El Parrote, la Marina y todo el Ensanche se convierten en su zona de expansión, dejando auténticas joyas arquitectónicas que, poco a poco, se han ido restaurando o están en ese proceso. Porque desde que se ejecutó el soterramiento del tráfico por el Parrote se han multiplicado las solicitudes para rehabilitar las viviendas de la fachada marítima. Ahora mismo, dos inmuebles en las avenidas de la Marina y de Montoto cuelgan lonas por obras de mejora. Y otras dos, en la avenida de la Dársena.
La fachada con más personalidad de la ciudad
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Los datos que maneja el Ayuntamiento de A Coruña confirman este bum por la rehabilitación de las viviendas más próximas a la línea de agua. Así, según los técnicos de Urbanismo, en los últimos diez años se han concedido 56 licencias para trabajos de rehabilitación o mejora de fachadas, a las que habría que sumar otras cinco que actualmente están en trámite y a punto de aprobarse. De la cifra total, diez corresponden a una rehabilitación integral del edificio. Y, curiosamente, los años marcados por la pandemia del coronavirus, es decir, 2020 y 2021, son los de mayor trajín en cuanto a permisos. Desde el 2003, cuando se abordaron grandes proyectos para recuperar numerosos inmuebles, no se producía algo semejante. De hecho, en lo que va de año ya se han realizado dos obras y hay otras cinco solicitadas para mejoras de fachadas en el ámbito de la Marina.
El concejal de Urbanismo, Juan Díaz Villoslada, explica que esta tendencia coincide con una dinámica que se está produciendo en toda la ciudad, especialmente durante estos dos últimos años: «En el mes de agosto, por ejemplo, ha habido 220 obras de reformas y rehabilitaciones en toda la ciudad. Y en la zona de la Marina y el Parrote, en los dos últimos años hemos concedido un total de 17», destaca. Del uno al diez, Villoslada puntúa con un ocho la estética urbana de esta parte de la ciudad, aunque matiza que todavía «queda mucho por hacer». De hecho, el equipo de Inés Rey lanzó en julio a consulta pública el borrador de una ordenanza que regule la estética urbana en el ámbito del Pepri ( Plan Especial de Protección y Reforma Interior de la Ciudad Vieja y Pescadería), se está elaborando un plan director para el alumbrado en la zona antigua y también se están concediendo ayudas municipales para la rehabilitación integral o mejora parcial de edificios en el ámbito Pepri, entre otras iniciativas.
A pesar de que hubo momentos de la historia coruñesa en la que primó la especulación y el urbanismo voraz que hizo desaparecer significativas construcciones, las galerías de la Marina consiguieron sobrevivir porque fueron protegidas por el reconocimiento mundial que ya tenían (por la magnífica calidad de la construcción) y porque se conservaron en óptimas condiciones ya que siempre estuvieron ocupadas por gente más o menos acaudalada. Así, aunque las galerías sufrieron «atentados» puntuales y salpicados a lo largo del tiempo estos no consiguieron hacer desaparecer toda la fachada de cristal y madera.
En este sentido, el arquitecto Xosé Lois Martínez, que escribió varios libros sobre esta parte de la ciudad, asegura que además del valor cultural y arquitectónico que pueda tener de forma individual cada edificio, destaca su importancia como conjunto histórico: «Edificios así pode haber moitos en Galicia, pero non 100 seguidos». Y va más allá: «Esa carpintería de madeira e vidro é un conxunto monumental único en toda Europa, non se atopa noutros sitios. Debería ser promovido como Patrimonio da Humanidade, en calquera lugar de Europa o sería».
La actual configuración de toda esta zona comenzó a idearse gracias a Pedro Martín Cermeño, ingeniero militar, quien logró en 1779 que el Rey autorizara edificar, desde el Cantón hasta la actual calle Agar, una fachada marítima de 300 metros. Aunque no se completó, de aquel ambicioso proyecto son las Casas de Paredes, paradigma de urbanismo ilustrado en A Coruña. Después, comenzó la transformación en la avenida de la Marina y de Montoto. De hecho, el primer proyecto para la construcción de la fachada de galerías de la Marina se remonta al año 1862. Su autor, el arquitecto Faustino Domínguez, se encargó posteriormente de diseñar alguno de los edificios más emblemáticos de la avenida. En 1869 se levantaron más construcciones, del arquitecto Juan de Ciórraga. La última aportación es la construcción, en Puerta Real, de la Casa Rey, la obra de Julio Galán que incorporó el art-noveau a las galerías.
Restaurar, no rehabilitar
El arquitecto Xosé Lois Martínez plantea que la tendencia que se debe seguir ahora «é restaurar, volver ao orixinal, porque rehabilitar é diferente». «Toda aquela xente tiña unha visión da arquitectura e tamén da cidade. Isto pasaba por ter unha liña onde remata a construción e unha banda verde de espazos públicos dende Porta Real ata a praza de Ourense de un quilómetro de longo e 100 metros de ancho. É importante manter a actitude que tiñan eles», incide el experto.