Con posiciones casi idénticas ante estos proyectos que precisa A Coruña con urgencia, representan a más del 60 % del electorado
24 oct 2021 . Actualizado a las 23:33 h.Más de 200 millones de euros presupuestado en los últimos cinco años para A Coruña se han quedado sin gastar. Cierto que son pre-supuestos, pero más parecen papel mojado sobre el que se escriben promesas con las que nadie se siente comprometido. Los millones consignados y no gastados el año pasado fueron desviados seguramente a terrenos más fértiles en votos para el ministro, el conselleiro o el concejal que encontró en el desacuerdo, la falta de diligencia o la negligencia ajena el argumento para incumplir un año tras otro.
Es lo que viene pasando en A Coruña desde hace lustros con obras que son esenciales para que la ciudad no siga acumulando pérdida de peso y síntomas de esclerosis. Más de 200 millones de euros se pueden traducir en actuaciones concretas: medio Novo Chuac o un tren a Langosteira más la ampliación de Alfonso Molina. Este último es el ejemplo perfecto para ilustrar cómo se volatilizan los millones. En el año 2015 estaba todo dispuesto para que las máquinas empezasen a trabajar, pero llegó la Marea y mandó parar. Retraso sobre retraso, el proyecto volvió al cajón... y hasta hoy.
Han pasado ya más de dos años desde que el electorado decidió dar carpetazo al paréntesis de la Marea en el gobierno local. Cuatro años en los que contribuyó con contumacia a alimentar la amenaza al dinamismo y liderazgo de A Coruña. Han pasado dos años y, aunque la vuelta a la colaboración institucional ha dado algún fruto, A Coruña vive hoy un momento crítico. Si no se tomó nota de los chantajes del pasado ni se superan complejos políticos, la ciudad será incapaz de volver a coger el paso.
Un presupuesto local no puede acometer el Novo Chuac o la reforma de la fachada urbana. Pero la aprobación de las cuentas es en estos momentos indispensable para no perder más trenes. La incompetencia, oportunismo e intransigencia con que la Marea castigó a la ciudad (también al PSOE) no pueden olvidarlo Inés Rey y su equipo negociador si quiere tener las riendas de una A Coruña pujante y dinamizadora. Persistir, a riesgo de llegar tarde a todo, en el apoyo en un «socio preferente» que solo busca oxígeno para sobrevivir, sería el error.
El PSOE y el PP, con posiciones casi idénticas ante estos proyectos que precisa A Coruña con urgencia, representan a más del 60 % del electorado. ¿No sería, entonces, el momento de que los 18 concejales sumen esa mayoría absoluta para salir del atolladero?