La casa Escariz «afecta e interesa» a los pobres de A Coruña

m. carneiro A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

El Tribunal Supremo ratificó en 1956 el carácter municipal y benéfico del edificio legado por el indiano Piñeiro Pose al hospital de Caridad

13 nov 2021 . Actualizado a las 22:22 h.

Poco duró la calma en torno al legado millonario de Manuel Piñeiro Pose tras su fallecimiento en 1940. La junta que el filántropo nombró para gestionar los dos edificios de Paio Gómez 15 y Teresa Herrera 16 acudió al juzgado doce años después de su muerte para intentar detener el proceso iniciado por la Junta de Beneficencia a fin de clasificar el legado como «de beneficencia particular». El recurso de súplica presentado en agosto de 1952 por los administradores —los seis albaceas más el director del hospital municipal al que legó las dos casas— contra la Administración General del Estado pedía la nulidad del expediente y terminó estimado en parte por la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Supremo en una sentencia que deja clara la titularidad de los edificios en disputa.

El 23 de junio de 1956 el alto tribunal afirma que «la entidad que recibe el legado es el hospital municipal de La Coruña —perteneciente al Ayuntamiento, como encarnación de su municipio—» y añade que los fines dispuestos en el testamento «afectan e interesan a una colectividad o conjunto de personas indeterminadas, como son las que necesitan de la asistencia hospitalaria prestada en el establecimiento». El fallo incide en la obligación de los albaceas del piadoso Piñeiro —donante entusiasta de «la cruzada de 1936», recoge la prensa de la época— de «formular presupuestos y rendir cuentas al Protectorado, ya que la pretensión de eximir a la Junta de Administradores de su sumisión a la autoridad chocaría» con la legalidad.

Confirma el Supremo al antiguo hospital de Caridad como destino de parte de la fortuna y recoge expresamente la recomendación que hace el indiano a sus albaceas para que «velen principalmente por mejorar el tratamiento científico y la alimentación de los enfermos y convalecientes pobres del hospital».

En 1938, cuando Piñeiro Pose entierra a su esposa y otorga testamento, ofrecen asistencia sanitaria en la ciudad el hospital militar, actual Abente y Lago; el materno-infantil fundado en Eirís con el legado de los hermanos Ángela y Ricardo Labaca, y el hospital de Caridad que se levantó en Zalaeta en 1791 con la herencia de Teresa Herrera e inspirado en el hospital de Caridad de Ferrol. Según el reglamento aprobado por el ayuntamiento en 1924, esta institución de beneficencia solo atendía a pobres, civiles y residentes en la ciudad, y enfermos crónicos en fase de reagudización. Para ser admitido, según el investigador Carlos M. Fernández Fernández, el enfermo necesitaba el acuerdo positivo del alcalde y el requisito especial de estar inscrito en el padrón de pobres municipal. En 1950 el viejo hospital es absorbido por el moderno Labaca, que pasa a ser municipal, y el vetusto edificio se derriba para provecho de la familia Franco, que reutiliza las partes más nobles para «redecorar» la casa Cornide.