Fernando Aramburu, autor de «Los vencejos»: «A veces, un canto a la vida nos lleva por zonas oscuras del ser humano»

A CORUÑA

El también escritor de «Patria» reconoce que disfruta escribiendo novelas: «Es un gozo sereno»
23 nov 2021 . Actualizado a las 18:15 h.Pontevedra fue este lunes la primera parada de la gira gallega de Fernando Aramburu, autor de Los vencejos, en un acto solidario en Afundación, donde los asistentes donaron alimentos no perecederos.
—Tras el éxito de «Patria», ¿cómo ha sido la escritura de «Los vencejos»?
—Los vencejos no es el siguiente libro a Patria. Entre uno y otro, publiqué otros tres libros, ninguno de ellos novela. Se ve que ahora que he sacado novela se me mide, de nuevo, con respecto a Patria, que me procuró muchas satisfacciones, la principal, que, por primera vez en mi vida, tuve muchos lectores. Pero ya pasó. A mí no me determina mis nuevos proyectos, ni considero que he llegado al final de nada, sino que tengo otras ideas para nuevos libros.
—No sé si es fruto de la casualidad, pero toca un tema de actualidad, como es el suicidio.
—Una novela de las dimensiones de Los vencejos no se escribe rápidamente para estar a tiempo con un tema de actualidad. Lo que ocurre es que con la pandemia se han agravado los índices de suicidio en numerosos países, pero no considero que el suicidio sea exactamente el tema principal de mi novela. Claro que hay un anuncio de suicidio, pero esto está supeditado a otro asunto que me pareció más relevante: la circunstancia de que una persona sepa con exactitud la hora de su muerte porque esa misma persona lo decide. Quería mostrar por medio de una historia cómo se puede vivir en una situación como esta.
—¿Es un canto, por tanto, al libre albedrío?
—Sí. Si uno decide suicidarse como lo hace el personaje protagonista, dándose un año de plazo, este persona se convierte en dueña absoluto de su destino.
—En la novela también se observa el auge de la ultraderecha o la irrupción de Vox...
—Lo de Vox cumple una función minoritaria dentro de la trama. Lo relevante es que la novela está determinada temporalmente entre el verano del 2018 y el verano del 2019, y eso me obligaba a estar atento a la actualidad, no solamente política, sino también social, cultural, deportiva... con vistas a sacar provecho para mi novela, pero en Los vencejos se tocan todos los palos.
—Por lo que he podido ver de su novela, ya que aún no he tenido tiempo de leerla, es que, a pesar de su punto de partida, es vitalista.
—Eso sí me gusta. Me gusta que se diga porque no es lo que uno pensaría al empezar a leerla. A veces, un canto a la vida nos lleva por zonas oscuras del ser humano hasta que se enciende la luz.
—Uno de los grandes personajes es la ciudad de Madrid.
—Madrid que no se nombra en ninguna parte, pero que cualquiera puede reconocer. Los nombres de las calles, de los teatros... sí se dicen explícitamente. La novela transcurre de principio a fin en Madrid y, además como no es corta, esto permite mostrarla ciudad desde muchos flancos.
—Me imagino que es una pregunta recurrente, pero qué es lo más complicado de escribir una novela como «Los vencejos».
—Lo más difícil probablemente son cuestiones técnicas, sobre las que no se me suele preguntar, por cierto. Lo que llega a los lectores, un texto capaz de suscitar una historia en sus cabezas, reposa sobre infinidad de decisiones de tipo de artesanal, de tipo lingüístico, de tipo técnico. En mi caso, esta lucha, vamos a decir, por juntar palabras de la manera más honesta y, quizás, estética posible es un gozo.
—¿Se disfruta escribiendo una novela?
—Yo, sí. Hay otros que no. Esto ya depende del temperamento de cada cual. Tampoco es un gozo equiparable a comerse una tarta. Es un gozo sereno, calmado, que más bien se fundamenta en la conciencia de haber logrado páginas que merecen la atención. Una vez que el libro sale a la venta, ya no es del que lo ha escrito. De hecho, no hay más que ver como lo interpreta la gente, a veces, para sorpresa del escritor.