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Pedro Alonso de la Iglesia, autor: «Quería mostrar que sí es posible alcanzar las metas. Yo, por ejemplo, cumplí el sueño de ser escritor»

Melissa Orozco / C.A A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

EDUARDO PEREZ

Su parálisis cerebral no le ha impedido una prolífica carrera como poeta, diseñador y deportista de élite en atletismo

06 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Una nueva técnica y un camino libre en donde impera el disfrute, estas fueron las fórmulas con las que el escritor coruñés Pedro Alonso de la Iglesia sustrajo los conflictos de varios personajes para crear una historia digna de contar. En este caso, se decantó por la prosa y publicó su primera novela Pastillas para no soñar, un relato redondo que encaja como un puzle de siete protagonistas y una familia. Un patchwork literario en donde las voces se convierten en retazos y el autor en diseñador.

El libro fue presentado el sábado 4 junto a Uxía Fernández, psicóloga, y Cristina Gufé, escritora y licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación. La obra forma parte del catálogo de la editorial de autopublicación Caligrama de Penguin Random House, «un vivero de nuevos talentos» como dice Pedro Alonso. La inspiración de la historia surgió cuando vio un anuncio de televisión en donde se enunciaba el título de su relato.

En el libro los personajes no quieren ser Matusalén o vivir cien años como reza la canción de Joaquín Sabina con el mismo nombre. Aquí los protagonistas crean sus propios sueños. Un ingeniero informático introvertido, una periodista enamorada del hijo de un mafioso y una promesa del fútbol que se alejó de sus seres queridos. Todos componen una familia formada por un médico ruso y una pediatra argentina. Sus vidas se cruzan a lo largo del libro oscilando entre el mundo real y onírico.

«Todos los personajes tienen algo de mí. Uno es más bohemio, otro más honesto o pragmático. Todos juntos hacen un todo. Quería mostrar que sí es posible alcanzar las metas. Yo por ejemplo, cumplí el sueño de ser escritor. No se debe creer en dogmatismos», afirma. Cuando habla de sí mismo, piensa en las luchas que ha enfrentado en la sociedad por tener parálisis cerebral. De ahí el carácter onírico de su novela. «Es un juego en el que conecto esperanzas que se pueden hacer realidad. Alguien tuvo que soñar con un coche para crearlo, por ejemplo», añade.

Este es su segundo libro, el primero fue un poemario que se titula Cuando el mar ya no se mueve. Pedro Alonso reconoce la influencia de este género literario en su novela, de hecho considera que se trata más de una poesía larga que de una narración clásica. Tardó casi ocho años en escribirla porque le gusta tomarse la literatura con mucha calma.

«Estuve escribiendo las historias de los personajes de forma alterna para que no fuera un relato lineal. Quería que tuviera algunos toques de dinamismo. En el libro hay protagonistas de distintos orígenes porque me gusta lo ecléctico, la singularidad no. Yo creo que podemos aprender los unos de otros», asegura.

Para él, el acompañamiento de Caligrama fue importante para estructurar su novela. «La aparición de editoriales de autopublicación abrieron puertas a muchos escritores noveles como yo», cuenta. El autor, además, desarrolla una página que se lanzará en enero. En el sitio web muestra sus escritos y los escenarios de la novela con gráficos 3D creados por él mismo. Es un espacio donde busca interactuar con sus lectores.

Un creador polifacético que se encuentra más allá de los límites

El perfil de Pedro Alonso es tan variopinto como los personajes de su novela. No solo escribe, también es diseñador gráfico y en su juventud tuvo una gran carrera deportiva. Compitió durante once temporadas en atletismo adaptado. Fue campeón nacional y batió varios récords en España en diferentes pruebas. En cinco ocasiones, integró el combinado nacional que representaría al país en europeos, mundiales y preolímpicos. En 1996 y en el 2001 el Consejo Superior del Deporte lo incluyó en la lista de deportistas de élite.

Además de su talento en el atletismo, su sensibilidad por la imagen y la interactividad lo llevó a estudiar diseño gráfico. Ejerció la profesión en un estudio durante cinco años hasta que deseó comenzar su carrera como autor. Pedro Alonso considera que aún faltan muchas batallas para alcanzar una verdadera inclusión en la sociedad. «A mí al verme en una silla de ruedas y como hablo mal, ya creen que soy idiota hasta que conversan un rato conmigo. Ahora las cosas están mejor pero hay mucho por hacer para las personas con discapacidad. Creo que todo eso irá cambiando con el tiempo», manifiesta.