Peter Lindbergh y Marta Ortega, más allá de la moda

A CORUÑA

Marta Ortega impulsó la exposición «Untold Stories», la muestra póstuma del fotógrafo Peter Lindbergh. Entre los invitados destacados a la inauguración estuvo el hijo del fotógrafo, Benjamin, y la modelo y amiga Naomi Campbell a la que tantas veces retrató.
Marta Ortega impulsó la exposición «Untold Stories», la muestra póstuma del fotógrafo Peter Lindbergh. Entre los invitados destacados a la inauguración estuvo el hijo del fotógrafo, Benjamin, y la modelo y amiga Naomi Campbell a la que tantas veces retrató. Saskia Lawaks

El fotógrafo alemán que prefirió retratar a mujeres reales antes que a modelos y la futura presidenta de Inditex agitan la ciudad con una exposición y algo más

05 ene 2022 . Actualizado a las 10:11 h.

Lindbergh tituló su testamento artístico Historias no contadas (Untold Stories). El fotógrafo de moda que renegó de la moda hasta el punto de hacerla desaparecer desdibujada por la portentosa humanidad de los rostros de sus mujeres hizo de las historias su manera de contar. Hay en la exposición del muelle de Batería un trabajo sobre comida encargado por Vogue Italia en el que le bastan media docena de imágenes para esbozar una crónica de la mafia, la inmigración italiana en Nueva York, el neorrealismo cinematográfico y la voluptuosidad de la cocina tradicional mediterránea. En la misma pared, a unos pocos metros, un estudio hipnótico de Naomi Campbell, bellísima, salvaje, ojerosa, con la cara salpicada de cicatrices, en Ibiza en el año 2000. Nadie puede decir qué lleva puesto. Y desde el mismo punto, hacia la izquierda, arriba, el rictus de desprecio de la gigante Jeanne Moreau. «Sabes que no la voy a retocar», le dijo el fotógrafo. «¿Qué habría que retocar?», le respondió la actriz. 

Así es como quiso Peter Lindbergh (Leszno, Polonia, 1944-París, 2019) que se viese la síntesis de sus 40 años de trabajo dedicado a representar la belleza femenina desde las antípodas de la cosificación y el Photoshop. Solo dos ciudades en el mundo acogieron la exposición como él la diseñó, con minuciosidad extrema, desde la disposición de las imágenes hasta los centímetros que debían separar una de otra. Düsseldorf la primera, porque fue el director del Kunstpalast quien le propuso sumergirse en su archivo sin ayuda de nadie y seleccionar y montar las 161 instantáneas que finalmente compusieron la muestra. Y A Coruña después, porque Lindbergh era amigo de Marta Ortega (suyas son las fotos oficiales de su boda con Carlos Torretta) y, coincidiendo con el anuncio de su ascenso a la presidencia de Inditex el próximo 31 de marzo, la ejecutiva decidió traer la exposición a su ciudad. «Peter y Galicia comparten muchas similitudes: la naturaleza salvaje, la belleza natural y esa calidez humana que nos hace sentir vivos», escribe Ortega en el prólogo del catálogo que acompaña el montaje.

El escenario elegido, una nave en desuso en el muelle de Batería y unos silos próximos de Cementos del Cantábrico rehabilitados para la ocasión, introduce un panorama, más allá de la moda, aún por descifrar. Profesionales del sector de la cultura aplauden la apertura de un espacio museístico como hay pocos, tanto por las condiciones de la sala como por el lugar, que en todo caso habría que dotar de un programa, si la nave quedara a disposición de la ciudad una vez clausurada la muestra de Lindbergh. Pero en el fondo subyace un asunto mayor: qué usos están negociando las Administraciones para los muelles urbanos y qué rastro puede dejar una iniciativa privada como la de Marta Ortega, abierta a todos y para la que no fue necesario desafectar los terrenos portuarios.