No sé los datos económicos de la compañía de piensos, pero su «merchandising» en los ochenta y noventa arrasó de tal manera que unificó a toda la población gallega mucho más que lo hace hoy Inditex
03 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Se me ha aparecido de pronto, y ahí lo tengo en la cabeza, con su panza, su mandilón gris, su palo en la mano y en la cabeza la gorra de Biona por donde le asoma un poco de pelo blanco. El justo. Pero esa cabeza se coronaba con una marca que ya quisieran para sí muchos influencers de ahora. En la época antes de las Tanxugueiras, cuando no había festis ni Fest, y la verbena tenía el fuelle de la gaita sin tanto merengue dominicano, Biona entraba en todas las casas del campo gallego por la cabeza. Ahora que leo que la fábrica de piensos coruñesa cierra después de 57 años, se agolpan las imágenes de los abuelos que por parejas, en grupo o en solitario se cubrían del sol con Biona encima. Seguro que muchos aún la conservarán en las aldeas o aparecerá guardada en algún cajón como la reliquia de las personas que fuimos. No sé los datos económicos de la compañía de piensos, pero su merchandising en los ochenta y noventa arrasó de tal manera que unificó a toda la población gallega mucho más que lo hace hoy Inditex.
Es curioso que esas marcas como Biona se nos hayan quedado en la cabeza, nunca mejor dicho, para darnos todo un imaginario colectivo. Pero ha sido nombrar Biona, y pensar en Pan Piana, aquel germen de Sanbrandan, que se asomaba en los bocadillos de la infancia. Era, claro, cuando en Coruña comprábamos en Claudio, solo había en la nevera leche Leyma (ni rastro de otras marcas alejadas de esta ciudad), y el café era de El Trópico. Eran otros tiempos en que, llevados por ese consumo propio, que ahora le llamamos kilómetro 0, la cesta de la compra tenía un sabor muy coruñés porque no había otras opciones. Le pasó al abuelo también con Biona, fue a comprar allí y ya no se quitó la gorra.