Anarquía total en el carril bici

Javier Becerra
Javier Becerra CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

Un amigo me dice que con la consola en casa no hay estos problemas

11 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Domingo por la mañana. Solete. Llevo al paseo marítimo a los niños con sus bicis. Les advierto que deben ir por el carril específico y circular por el suyo sin invadir el contrario. No veo problemas. Somos europeos. Educados. Con valores. Si los niños se equivocan en algo, malo será que no los ayuden. Iluso de mí, no sabía dónde me metía.

Con un día así, de bonitos cielos azules y una temperatura inusual a principios de febrero, el paseo estaba petao. El carril bici, también. En ese contexto, a alguno le debió parecer una buena idea ponerse el maillot, sacar la bici de carreras y ponerla a rodar como si estuviera en una contrarreloj del Tour de Francia. A estos Induráin de la vida (dos me encontré) no les mola nada que unos pequeños no superen los 20 kilómetros/hora con sus pedaladas. Con la misma cara de asco que el niñofóbico clásico mira a los infantes en los restaurantes y hoteles, mostraban su malestar en tres actos: frenar, refunfuñar y adelantar.

Ese solo fue uno de los problemas. Más adelante, un hombre andaba haciendo lo mismo con unos patines en línea, en plan insultante. A todo eso, hay que sumar a la gente que decide caminar por ese carril. La cosa se pone especialmente chunga al pasar la fuente de los surfistas, en dirección a la Torre. Los corredores invaden el carril bici a sus anchas. También otro con señor con su perro. «¿Papá, pero no me decías que no podía ir la gente por aquí?». Sí hijo, sí. Ante tal situación, le digo a los pequeños que salgan. Los van a arrollar. En cuanto empiezan a rodar fuera, una señora me reprende enfurecida: «¡Los niños no pueden andar en las bicis por aquí!». Y yo me voy a casa, frustrado. Un amigo me dice que con la consola en casa no hay estos problemas.