Amelia y Suso dirigen el restaurante Casa Julia, La Pequeñita, en Vilacoba, Abegondo, donde no hay mesa libre para comer cocido hasta más allá de mediados del mes de marzo
26 feb 2022 . Actualizado a las 22:29 h.En sus distintos salones caben un centenar de personas. «Sin restriccións podemos ter entre 150 ou 170. Coas novas medidas que entran en vigor o sábado (por hoy) o mellor cento e pico, pero tampouco queremos que a xente esté apretada», comenta Amelia Mosquera, propietaria con su marido Suso del restaurante Casa Julia, La pequeñita, en Vilacoba, Abegondo. Un templo del cocido en el que cabe bastante gente pero que está completo hasta mediados de marzo. «É unha pasada. Ata temos grupos entre semana. Hai días completos ata dentro de moito tempo», asegura. Y eso que, como les decía al principio, es un negocio con bastante aforo.
El cocido y las filloas son sus grandes especialidades. Es una maravilla llegar al restaurante y que lo primero que te den para probar sea una filloa. No paran un minuto de prepararlas con la misma receta de la fundadora, María, que era tan pequeñita como el local original, que con el paso de los años fueron ampliando las siguientes generaciones. María cedió al testigo a su hijo Marcial y su mujer, Julia, padres de Amelia. «Non sabemos a data exacta de cando abriu. Meu marido quería sabelo para poñer unha placa, pero polo momento solo sabemos que debe de andar polos cen anos, máis o menos», comentan. Un siglo no hay que esperar para conseguir una mesa, pero si quieren el cocido y las filloas de La Pequeñita tienen que contar con que no hay hueco, al menos, hasta la segunda quincena de marzo. Y eso si se dan prisa porque el teléfono no para de sonar. Aquí para tomar las mejores filloas hay que esperar tres semanas.