Las dependientas de Zara

Javier Becerra
Javier Becerra CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

EDUARDO PEREZ

Ahí estaban ellas con una idea brillante, un gasto de apenas 20 euros para el burro-perchero y toneladas de buen rollo sin molestar a nadie

04 mar 2022 . Actualizado a las 16:44 h.

Como tantos pinché en un vídeo difundido en las redes sociales que decía: «¿A ver quién supera esto?». Eran Lucía y Raquel, dos vecinas coruñesas sobradas de buen humor, imaginación y ganas de pasárselo bien. Se encontraban en la puerta del Antiguo, en Emilia Pardo Bazán. Imitaban a unas dependientas de Zara. Con ese look formal pero cómodo. Con sus sistemas de comunicación colgados del cuello. Y con la alucinante capacidad de ordenar tallas y modelos disponibles en cualquier rincón, sin que su cabeza explote. Lo hacían con tanta gracia que provocaron la hilaridad.

Cuando pensamos en grandes disfraces vienen a la cabeza diseños sofisticados u opciones atrevidas que se pasean por la gamberra línea del «todo permitido» de estas fechas. Pero ahí estaban ellas con una idea brillante, un gasto de apenas 20 euros para el burro-perchero y toneladas de buen rollo sin molestar a nadie. «En la calle Compostela tienen todas las tallas», decía Raquel metidísima en el papel. No podías evitar partirte de la risa. Armadas de grapadoras, una caja registradora de juguete y soltando números de referencia por sus walkie-talkies, expandieron su performance por todas las zonas de copas de la ciudad. «¡Todo por La Coruña!», decía Lucía con una sonrisa de oreja a oreja.

Han sido las reinas de un carnaval que pretendía dar carpetazo a las penurias de estos dos años aciagos. Un ramalazo de luz para salir del túnel del coronavirus, justo antes de ver las páginas de Internacional del periódico y comprobar que todo puede ser aún peor. Pero entre los pensamientos negros se cuela la risa. La que ellas provocan. La que nos hace sentir vivos y nos da calor. Chicas, os habéis salido. Muchas gracias por vuestra alegría.