El programa cuenta ya con 16 talentos que trabajan en diferentes líneas de los proyecto que ofrecen esta institución educativa
28 mar 2022 . Actualizado a las 17:06 h.Este lunes, 28 de marzo, tuvo lugar en el Rectorado de la Universidade da Coruña un evento para presentar a los seis nuevos investigadores Ramón y Cajal. Se trató de un acto presidido por el rector de la UDC, Julio Abalde, junto a Salvador Naya, vicerrector de Política Científica, Investigación y Transferencia. Calificaron la jornada como «unha das máis importantes», puesto que con las nuevas incorporaciones ya son 16 las figuras que forman este programa.
Este proyecto recibe las ayudas del Plan Estatal de Investigación Científica y Técnica y de Innovación. El objetivo es la incorporación de personal investigador al Sistema Español de Ciencia, Tecnología e Innovación. En tres años han pasado de tener tres investigadores Ramón y Cajal a tener 16 en este 2022.
Perfil de los investigadores
Alejandro Criado es un químico que se formó en la Universidad de Santiago, donde también hizo un doctorado. Ha estado en otros lugares como Italia o el País Vasco trabajando con «nanomateriales y es uso de estos». «Lo que hago es jugar con la química de tal manera que se puedan cambiar las propiedades y, así, aprovecharlas para diferentes aplicaciones». Está centrado sobre todo en la detección de enfermedades, algo muy importante, según explicó, en un momento en el que el mundo afronta una pandemia global.
Roberto Brea, amigo de Alejandro Criado, también estudió en la USC. Estuvo viviendo un tiempo en San Diego durante el posdoctorado, pero decidió volver a A Coruña debido a que «tiene un programa fuerte de atracción no solo a nivel científico, sino también a nivel personal». Su línea de investigación está centrada en «el desarrollo de estrategias químicas para la construcción de células artificiales y para la modificación de proteínas», lo que se puede aplicar a la fabricación tanto de biorreactores como «de agentes terapéuticos que permitan el tratamiento de enfermedades como el cáncer, la diabetes o trastornos neurodegenerativos».
Óscar Ibáñez ya había pisado la UDC en los años 2002 y 2006, aunque decidió salir fuera del país con el objetivo de llevar a cabo una investigación que «fuera más allá de los artículos y llegara a la sociedad». Es por esto, que, aunque de formación es informático, se dedica a «la aplicación de la inteligencia artificial y a la identificación de cadáveres». Su objetivo principal es que «tenga un impacto real en la sociedad» y considera que en el centro tienen los recursos necesarios para poder avanzar en su trabajo.
Armand Hernández es geólogo de formación y ha reivindicado que no haya ningún estudio de esta rama en las universidades gallegas. Sin embargo, se sintió atraído por la Universidade da Coruña por haberse «reunido con el equipo de Gobierno del centro, algo que no pasa en todas, y las buenas condiciones para seguir la investigación». Se dedica a la paleoclimatología, es decir, «al estudio de los cambios climáticos del pasado», con el objetivo de entender lo que sucede en el presente y poder anticipar el futuro.
Silvia Martínez explica que su línea de investigación está marcada por «la internacionalización y la multidisciplinaridad». Es doctora en Ciencia Cognitiva y Lenguaje, pero trabaja en trastornos del lenguaje adulto. Está centrada en «personas que adquieren el lenguaje de manera normal y, durante muchos años, en su vida adulta, no tienen ningún problema, pero, como consecuencia de algún accidente a nivel cerebral, cambia todo esto». Son gente que ha sufrido un ictus, un traumatismo craneoencefálico o demencias.
Saúl Beceiro, ausente en el acto, es doctor en Física Nuclear por la Universidad de Santiago de Compostela. Tras su doctorado, se trasladó a la Universidad de Míchigan como investigador posdoctoral y trabajó en el National Superconducting Cyclotron Laboratory. Su investigación estará centrada en la astrofísica y la física nuclear.