«Vai ser máis merenda que xantar», irónicamente algunos visitantes
13 nov 2022 . Actualizado a las 08:03 h.A las centollas de Lorbé este sábado le faltaban brazos. Más bien manos que apuraran el cocido, el mazado y la entrega. Algunos lograban a las dos horas alcanzar la zona de barra, mientras la cola hacia meandros para hacerse más larga. Banderolas con «Galicia sabe a mar» recibían a los visitantes, pero muchos optaron por irse ante la espera y el temor que no llegasen. «Vai ser máis merenda que xantar», indicaban una de las visitantes, resignada. Esta séptima edición fue la más concurrida y las otras no es que no tuvieran comensales. «Precisamos 200 metros máis de peirao», comentaba uno de los miembros de la organización, asegurando que no podían apurar más y la capacidad del puerto es la que es. «Non se pode dicir que non estamos afeitos, as festas de Lorbé tamén teñen moita xente», explicaba mientras regaba con vinagre los ejemplares antes de que pasara a una de las grandes cazuelas que realizaban la cocción tras el mostrador.
Para animar la espera, hubo hasta una pedida de mano. Los novios, una joven de EE.U.U. y un muchacho de Mera, recibieron las bendiciones de la conselleira do Mar, Rosa Quintana, una de las fijas de esta Festa da Centola, al igual que el alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane. La conselleira se comprometió a que para la próxima edición se amplíe el límite de capturas. El patrón mayor de Lorbé, Emilio Méndez, reconocía que solo podían vender 800 y que se quedan cortas para la demanda.
Solo los más previsores y madrugadores lograron degustar a la hora de la comida unas centollas a precios populares, 16 euros la unidad, mientras que los mejillones eran a 10 euros, al igual que la botella de vino. «Así, xa partida, quentiña e que che dean o pan é un luxo», decía una pareja de Maianca que logró comer con menos de una hora de espera.