La reforma de Nostián prevé que en las calles de A Coruña se incorpore un quinto contenedor para envases
A CORUÑA
La inversión necesaria roza los 52 millones y se plantea cambiar el destino de los rechazos de un vertedero a Sogama
14 dic 2022 . Actualizado a las 18:54 h.El Ayuntamiento de A Coruña aprobó este miércoles el anteproyecto para la renovación de la planta de tratamiento de residuos de Nostián, su adecuación a la normativa europea y el nuevo contrato de explotación, toda vez que el anterior expiró en enero del 2020.
Uno de los aspectos más relevantes de este documento es el relativo a las inversiones que serán necesarias para modernizar la planta y adaptarla a las necesidades del futuro, para lo que se estima que serán necesarios cerca de 52 millones de euros.
Esta cantidad se destinará a la remodelación de los circuitos interiores para un mayor aislamiento de los trabajadores de las cintas de transporte de residuos, lo que repercutirá en un incremento de la «prevención y seguridad», explicó la alcaldesa, Inés Rey. Otras de las mejoras están relacionadas con la optimización de los digestores para obtener más gas y energía, la renovación de la planta de compostaje o la construcción de una nueva zona de estacionamiento, de viales y de un edificio de vestuarios para la plantilla. También se prevé el derribo de la nave de reciclaje para construir una nueva de recepción, pretratamiento y clasificación sobre dos volúmenes y otra para el almacenamiento de balas —fardos apretados de mercancías—.
El anteproyecto saldrá este jueves a exposición pública y es el segundo paso —tras el informe de viabilidad— hacia la licitación del nuevo contrato de gestión de la planta, que se hará en este mandato, según la alcaldesa. Este nuevo convenio también servirá para la adaptación de Nostián a la normativa europea y prevé la instalación en toda la ciudad del quinto contenedor destinado a envases ligeros —actualmente están los de orgánico, inorgánico, papel y cartón y vidrio— . Esto supondría un cambio sustancial para Nostián, ya que se abandonaría el modelo húmedo-seco que se sigue desde hace años, y en el anteproyecto se expone esta necesidad «pensando en el medio y largo plazo». Para el 2040 se estima que Nostián recibirá más de 150.000 toneladas de residuos.
La regidora puntualizó ayer que este cambio no será inminente y que se necesitará un período de adaptación para distintos servicios, como la recogida de basura, cuyo contrato se adjudicó hace poco más de dos años.
El anteproyecto recoge la necesidad de maximizar la recuperación de materiales reciclables y analiza los posibles destinos de los rechazos —residuos que no se pueden recuperar—. El vertedero de la planta alcanzó su máximo en el 2007 y desde entonces estos rechazos se trasladan a un gestor externo, un vertedero en Sobrado dos Monxes, lo que supone que el coste de su eliminación esté asociado a los precios de mercado. En los últimos siete años, el precio de la gestión por tonelada de entrada en Nostián aumentó entre un 30 y un 40 %.
«El destino de los rechazos es el principal problema de la planta y urge solucionarlo», por lo que se proponen tres alternativas sin contar las que dependen de terceros, como sucede actualmente. Las opciones propuestas son: trasladar los rechazos a Sogama, crear un vertedero y construir una incineradora de cola. El estudio deja abierta la solución definitiva a propuesta de los posibles concesionarios, aunque toma como referencia la de Sogama por ser la utilizada en el estudio de viabilidad económica.
El documento que sale a exposición pública permitirá a las empresas la presentación de sus propuestas, por lo que está abierto a mejoras, en lo que supone uno de los últimos pasos antes de su licitación.
Reacciones
El BNG anunció que en los próximos días estudiará de manera «pormenorizada» el anteproyecto, pero reclama al gobierno local «maior transparencia» ya que en el pleno del martes se le preguntó por este asunto a la concejala de Medio Ambiente y «non nos avanzou nada». Además, destaca que las gestiones realizadas por el Ayuntamiento en Madrid para que la nueva Ley de residuos aceptase el modelo húmedo-seco «non fructificaron».