El martes de todos los martes

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa A CORUÑA

A CORUÑA

César Quián

El carnaval, como diría Abraham Lincoln disfrazado de sí mismo, es una fiesta del pueblo, por el pueblo y para el pueblo

21 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El carnaval cuenta con muchos enemigos. Es una fiesta pagana que incomoda a la beatería, que se santigua al ver pasar a una mujer disfrazada de obispo o al atisbar a un barbudo vestido de monja de clausura. Irrita a los tiquismiquis de derechas y a los tiquismiquis de izquierdas porque el humor es ambidiestro y lo mismo sacude a un lado que al otro. Tampoco le acaba de gustar el entroido a los ricos, que bastante tienen con lo de hacer pasar un camello por el ojo de una aguja como para encima ver a la clase trabajadora pasándoselo en grande casi gratis.

Y por eso mismo, porque es una fiesta de pobres y descamisados que se ponen la primera camisa chillona que pillan al vuelo, los esnobs y los estirados huyen despavoridos para refugiarse en los carnavales de ricos que montan en Venecia y sitios así.

El entroido molesta porque es un jolgorio desvergonzado, irreverente y políticamente incorrecto. Cualquier día ponen multas al que vaya disfrazado de iglú por usurpar su icono cultural a los esquimales. Llegará el momento en que solo los luchadores de sumo se puedan disfrazar de luchadores de sumo para no herir sensibilidades. Y ya está tardando Greta Thunberg en reñirnos porque el entierro de la sardina en San Amaro es de una crueldad extrema con la fauna marina.

A los cejijuntos, que siempre ven la vida desde su ceño fruncido, no les va nada esta juerga que pone el mundo patas arriba. El carnaval, como diría Abraham Lincoln disfrazado de sí mismo, es una fiesta del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Por eso este martes A Coruña subirá de nuevo la calle de la Torre vestida de choqueira. Lo hará con toda solemnidad. Porque es nuestro martes de todos los martes y hay que divertirse muy en serio.