Para los afortunados que no hayan estado en A Coruña durante estos días, ya sea porque se fueron de viaje a Santorini o porque tienen aldea con porche y mecedora donde esconderse, les hago un resumen exprés
11 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Sale uno de la Semana Santa como bendecido, resucitado, glorificado. No por las vacaciones, que de eso no hubo, sino por los aires sagrados del nordés, que barrieron las culpas de esta ciudad más bien pecadora y anticlerical. Será el pique eterno con Santiago, que nos hace poco dados a la beatería, o que idolatramos a Hércules desde hace dos mil años.
Para los afortunados que no hayan estado en A Coruña durante estos días, ya sea porque se fueron de viaje a Santorini o porque tienen aldea con porche y mecedora donde esconderse, les hago un resumen exprés. No hizo malo del todo, pero tampoco es que tuviésemos un cielo habanero. A Coruña más que habanera siempre ha sido de Farias y, desde que cerraron la fábrica de A Palloza, ni de Farias siquiera. En la Ciudad Vieja sacaron sus pasos de Semana Santa los costaleros y cofrades de la Orden Tercera y, extramuros, los laicos se sacaron a sí mismos de paseo de terraza en terraza, que no es un viacrucis de los del papa en el Coliseo de Roma, pero a casi tres euros la caña, la ronda empieza a parecerse mucho a una estación de penitencia.
En la ciudad, al menos en mi barrio, los únicos que nos quedamos en casa fuimos los que no tenemos un duro y los tontos, que no siempre somos exactamente los mismos, aunque hay ciertos puntos de intersección entre las dos tribus, intersecciones que mi profesor de dibujo técnico resumía con un rotundo «tú estás en el mundo para que haya de todo».
Mientras los más se iban a Sanxenxo, a Málaga o a Sidi Bou Said, los menos pusimos en la tele La pasión según San Mateo, de Pasolini, y en el tocadiscos —se puede ser pobre y sentimental—, La pasión según San Juan, de Bach. Empataron los dos santos, que pidieron el VAR, pero ya les dije que en Segunda B no tenemos de eso.