Ana Pereira: Sin acabar aún el grado de Ciencia e Enxeñaría de Datos, ya la fichó Abanca

M. Carneiro A CORUÑA

A CORUÑA

Ana Pereira, estudiante de Ciencia e Ingeniería de Datos fichada por Abanca
Ana Pereira, estudiante de Ciencia e Ingeniería de Datos fichada por Abanca CESAR TOIMIL

«El problema es el nombre de la titulación. Lees ingeniería y piensas: "Todo chicos"», opina esta universitaria de 21 años que ya rechazó un puesto en ITG antes de aceptar la oferta de la entidad financiera

08 may 2023 . Actualizado a las 23:19 h.

Con el grado profesional de piano terminado, varios libros escritos sin publicar y una vocación adolescente de compositora de bandas sonoras que no llegó a fraguar, Ana Pereira, ferrolana de 21 años,  decidió matricularse en Ciencia e Enxeñaría de Datos animada por su habilidad con las matemáticas. A los dos años estaba participando en un proyecto de investigación sobre el covid, a los tres renunciando a un empleo en el Instituto Tecnológico de Galicia y esta primavera, a punto de presentar el trabajo de fin de grado tutelada por Carlos Gómez —«es una eminencia», dice—, ha empezado a trabajar en el área de modelos predictivos de Abanca.

—Los fichan antes de graduarse.

—Sí, la inmensa mayoría de los que terminamos este año estamos trabajando. Yo no conozco a nadie que haya tenido problemas para encontrar trabajo.

—¿Cómo se organiza?

—Trabajo por la mañana y estudio por la tarde. Es duro. En Ciencia de Datos la dificultad va en aumento cada año. Empezamos entre 65 y 70, y este año presentaremos el fin de grado 30 y pico.

—¿A qué atribuye que se matriculen tan pocas alumnas?

—He de decir algo que me parece un avance. Cuando yo entré éramos menos. Han aumentado. Lo que creo es que son prejuicios y que el problema está en el nombre. Lees ingeniería y piensas: «Todo chicos». El perfil tradicional del ingeniero tira para atrás.

—¿Y el miedo al fracaso?

—Pero mis compañeros también lo tienen. Hacer una ingeniería es mucho trabajo diario, entregas, estudiar. Eso intimida a cualquiera.

—¿Los estudiantes son exigentes con las empresas aprovechando el déficit de profesionales?

—Depende del currículum. Sé de personas a las que han llamado y han dicho que no, porque querían otras condiciones o ya tenían un puesto mejor. Desde luego, tener que aceptar salarios bajos o jornadas largas no ocurre.

—Son la primera promoción de una titulación novísima. ¿Qué los diferencia de los ingenieros informáticos?

—A las empresas tradicionales les cuesta ver el perfil. Un ingeniero informático es alguien que construye un software, una web o un sistema de redes. Un científico de datos estudia y analiza un problema y luego construye. Aprendemos programación, pero los lenguajes son distintos.

—¿Qué le gusta de la ciencia de datos?

—Resolver problemas. Tú misma tienes que descubrir un proceso deductivo para aplicar todo el conocimiento que posees, encontrar una solución al problema e implementarla. Por ejemplo, en un almacén, partiendo de un montón de datos, hay que pensar qué hacer para intentar predecir cuánto stock va a tener y cuánto se va a vender.

—¿Qué hará cuando acabe?

—Un máster, la cuestión es cuál y dónde. De eso depende todo. Me gustaría que Abanca me ofreciera continuar porque sería un halago, pero no puedo decidirlo yo. ¿Máster y un trabajo? Un fin de máster es más duro que un fin de grado. ¿Cuánta carga es? No sé si puedo abarcar todo.