Certezas e incógnitas del plan contra la grafiosis que amenaza de muerte el jardín de San Carlos de A Coruña
A CORUÑA

El gobierno local pide a la Xunta aplicar insecticida
03 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Vigilar, vigilar y vigilar, y aplicar insecticida. En junio del 2022 el plan de choque para intentar salvar de la grafiosis el jardín de San Carlos se reducía a estas medidas. Acababan de talarse de urgencia tres olmos afectados por esta plaga fúngica para la que no existe tratamiento —se llevó por delante todas las olmedas históricas de Europa: San Carlos (1834) es la última—. Y con los ejemplares enfermos aún en pie, una de las autoridades científicas de referencia en el estudio de esta patología, el catedrático de la Politécnica de Madrid Luis Gil, dejó claro su dictamen.
«Hay que dar tratamientos preventivos y vigilar cada semana, constantemente. Si aparece una ramilla seca, coger a un escalador, subir, cortarla dos metros para abajo y ver que no sigue avanzando hacia el suelo. Si sigue, cortar cuatro metros más. Cuanto más se corte, mejor. Todo dependerá de la rapidez con que uno lo vea, así que es importante vigilar constantemente. Cuando el hongo muestra síntomas es que ya lleva una o dos semanas dentro», sentenció el ingeniero, cuyo grupo de investigación desarrolló una variedad de olmo resistente a la grafiosis. De su equipo proceden los ejemplares jóvenes que sustituyeron los tres ancianos que no sobrevivieron.
Tratamiento en invierno
Siempre vigilando la olmeda, la otra acción consistía en aplicar un insecticida de amplio espectro que requería autorización de la Xunta. El 22 de junio, con dos olmos ya talados, el Ayuntamiento indicó que había pedido permiso a la Xunta y que esperaba recibirlo en el más breve plazo posible. «Hay que tratarlos con insecticida, ahora y sobre todo cuando estén defoliados. Al comienzo de la primavera se rocía perfectamente. Ahora las hojas actúan como pantalla y tiran el insecticida al suelo, pero sin hojas queda pegado a la corteza y llega a todos los puntos», recomendó el experto consultado por los técnicos municipales.
El 2 de noviembre, después de once meses de obras, el jardín se reabrió con nuevo trazado y «libre de grafiosis», celebraron en María Pita. Los olmos perdieron las hojas y entraron en parada vegetativa, el estado ideal para fugimar con deltametrina, según las recomendaciones de Luis Gil. El insecticida no llegó a aplicarse.
A principios de mayo, otros cuatro olmos (dos alrededor del cenotafio del general Moore), de los 18 que quedan, presentaban coloración sospechosa en los brotes. El Ayuntamiento informó esta semana de que el 18 de mayo solicitó permiso a la Xunta para aplicar insecticida y que este viernes envió una carta a la Dirección Xeral de Patrimonio Natural pidiendo que se pronuncie sobre las medidas a adoptar.
El jardín permanece cerrado desde el 12 de mayo, «mientras realizamos trabajos de saneamiento del arbolado», reza un cartel en la puerta.