Tres artistas en una emotiva falla

Alfonso Andrade Lago
Alfonso Andrade CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

Marcos Míguez

Como homenaje a la afición blanquiazul y, por extensión, a los coruñeses, no se puede pedir más. Eso sí, seamos indulgentes con el pequeño detalle de su quema

25 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

priori, puede parecer un revoltijo, pero no lo es. Al contrario. Me parece un acierto haber dado protagonismo en la falla de San Xoán a Arsenio Iglesias, Lucas Pérez y Pablo Ruiz Picasso. No tanto porque los tres, cada uno en lo suyo, han sido grandes artistas —que también—, sino más bien por el coruñesismo que destilan y que los vincula a lo largo de las generaciones.

Lo de Lucas es muy reciente y lo tenemos todos en la cabeza: su renuncia al dinero y a la vanidad de la Primera División con tal de volver al equipo de su ciudad. No es muy habitual encontrar compromisos de este calado en el fútbol de hoy, profesionalizado hasta la hipertrofia.

Arsenio es punto y aparte, como lo demostró el emotivo acto del encendido de la falla. La ciudad lo adora, porque cada vez que el equipo entraba en barrena —nunca al nivel actual, todo hay que decirlo— y no había un duro en la caja, ¿a quién se le pedía el favor? Pues a Arsenio, claro, que no dudaba en echar una mano. Casi siempre sacaba petróleo de auténticos remiendos, y cuando le dieron una plantilla de verdad demostró su talento.

El coruñesismo que coloreó su infancia marcó decisivamente la vida de Picasso. Ahí están los primeros retratos de amigos y conocidos que, muchos años después, acompañaban al pintor en su taller de París, como se explica en la exposición sobre el autor del Guernica que se clausura hoy en Belas Artes: las melodías gallegas que le cantaba a su hija, objetos que reaparecen en su obra, como la gaita...

Como homenaje a la afición blanquiazul y, por extensión, a los coruñeses, no se puede pedir más. Eso sí, seamos indulgentes —meigas fóra, que estamos en San Xoán— con el pequeño detalle de su quema en plaza pública.