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Primal Scream y Lori Meyers hacen vibrar a A Coruña

Andrés Rey A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

ALBA IGLESIAS

La última jornada del Festival Noroeste congregó a miles de personas en la playa de Riazor

13 ago 2023 . Actualizado a las 10:32 h.

La última noche del Festival Noroeste de A Coruña fue una explosión psicodélica. Lori Meyers embriagó al público con luces de neón y sonidos indie; luego Primal Scream sacudió las olas con su rock alternativo. Juntos protagonizaron horas magnéticas, instantes inolvidables y clavaron su bandera rebelde en la playa de Riazor.

Los de Glasgow aparecieron sobre el escenario vestidos de blanco ya entrado el domingo. Bobby Gillespie, ángel del rock, pidió palmas con los primeros acordes de Movin' on Up, que empezó lenta para acelerar después del primer estribillo. La banda estuvo increíble: guitarra, bajo, saxo, teclados, batería y cinco coristas perfectamente coordinados, con un sonido tan limpio que relucía.

En el segundo tema, Can't go back, la temperatura se elevó todavía más, a través de un solo de guitarra desquiciado y círculos que cambiaban rápidamente de color en la pantalla. En 2013 fue el saxo el que destacó en el centro de la escena: casi un cuadro bíblico psicodélico.

Después, el concierto evolucionó hacia terrenos mucho más hip-hop, con imágenes de gotas de pintura que caían y una complicidad brutal entre los músicos. Ellos crearon su propia atmósfera, un ecosistema único que compartieron con la ciudad ante la mirada de la torre de Hércules. Y los ecos que desprendían —parecían venir del futuro— vibraron en todos los corazones coruñeses.

Poco después de las diez de la noche había sido el turno de Lori Meyers. Sonidos graves emergieron de los altavoces e imágenes de magma se proyectaron en la pantalla de fondo sobre siluetas de edificios de madera y tiras led de colores. Los miembros de la banda salieron al escenario y empezaron a tocar Seres de Luz mientras Noni, el vocalista, saltaba y se movía a trozos, como guiado por impulsos eléctricos.

En mitad de la canción, la música bajó de intensidad y tras los seis hombres brillaron ardientes las letras de Lori Meyers y Noni gritó: «Buenas noches A Coruña. Buenas noches, playa de Riazor. Después de mucho tiempo... ¡Lori Meyers!». Hacía más de diez años que los granadinos no tocaban en la ciudad, pero su recuerdo todavía estaba vivo entre muchos de los presentes.

Luces de Neón, Planilandia, Punk y Luciérnagas fueron las siguientes canciones que sonaron. Durante varias estrofas de la última fueron los coruñeses quienes cantaron desde la arena, al vez que convertían las linternas de sus móviles en insectos luminosos dirigidos por el cantante.

El mejor momento llegó con No me merecía la pena. Noni recordó su residencia en Estudios Mans junto a Kora e invitó a la catalana al escenario. El público se entregó a lo largo del resto de temas, se volvió loco en Brilla el sol y saltó sin parar en Emborracharme. «Hasta siempre», dijo el de Loja, se puso una camiseta del Deportivo, bajó al público y cantó Alta Fidelidad como uno más.