Aventura familiar en los molinos de Chantada de Paderne

CRISTÓBAL RAMÍREZ

A CORUÑA

cristóbal ramírez

La visita es muy recomendable, sobre todo si se va con niños, porque el riesgo es poco y lo que se puede aprender es mucho

16 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Preciosos, pero necesitados de cariño. Ese puede ser el resumen de una visita a los molinos rehabilitados de Chantada. No a la Chantada más conocida, la del vino, la de Lugo, sino a la Chantada de Paderne. Topónimo local que, por cierto, hace pensar en la existencia de «unha pedra chantada no chan», y eso suele identificarse desde el Romanticismo con un menhir aunque, desde luego, tal piedra igual era muy posterior y se trataba de un límite territorial.

En cualquier caso la visita resulta muy recomendable, y sobre todo si se va con niños, que el riesgo es poco y lo que se puede aprender es mucho.

Hay que cruzar el puente de O Pedrido (carretera a Ferrol o bien salida de la AP-9 justo después de la de Guísamo), torcer a la diestra rumbo a Betanzos y estar muy atentos porque en una curva hay carril a la izquierda para meterse a Chantada. En caso de pasarse no queda más remedio que ir un kilómetro más allá para poder dar la vuelta.

De modo que fuerte ascenso a Chantada, que es una aldea sin interés arquitectónico o urbanístico pero que tiene la suerte de que está cruzada por el Camino Inglés. En ella no hay ningún cartel, así que, sabiendo que el arroyo Baltar corre por un profundo tajo, procede cruzarlo y buscar unas escaleras en el medio de las casas, y lo cierto es que pasan desapercibidas. Y a descender, dejando a la izquierda un buen lavadero.

Abajo de todo están los molinos. Claro que para llegar hasta ahí ha sido necesaria la ayuda de un bastón con el fin de abrirse paso entre la vegetación. La aventura merece la pena, y ya la primera construcción se muestra agradable, limpia, con teja del país (ahí sí que un cariño no le venía mal, en prevención de males futuros), y las otras dos, igual. El entorno inmediato se merece el calificativo de sobresaliente.

De regreso, y siguiendo la pista principal, se impone ir dando la vuelta a Chantada. Abajo corre el Rego da Fonte, que allí mismo vierte sus aguas en el anteriormente citado. Y, por desgracia, aparecen ante los ojos unos contenedores cuyos sus inmediatos alrededores han sido convertidos en un auténtico basurero de dimensiones más que respetables. No queda otro remedio que bajar con esa compañía inicial para ver un cuarto molino, con fuente. Impecable también en un lugar muy bonito.

Y en caso de duda, subiendo las escaleras se llega a una pista con una casa grande de color ocre y con jardín muy cuidado. Sus propietarios son de una amabilidad que se agradece, y orientan con un saber, una humildad y una alegría que se convierten en excelentes representantes del mundo rural gallego.

CHANTADA

43º19'00”N 8º11'45”W.

LA FOTO MÁS PERSONAL

En la pequeña fervenza del primer molino

CON NIÑOS

Visita idónea.

MAPA RECOMENDADO

Instituto Geográfico Nacional. 45-II.