Vivimos tiempos mágicos. Sin salir de la ciudad somos vecinos de Hamelín
20 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Vivimos tiempos mágicos. Sin salir de la ciudad somos vecinos de Hamelín. En la puerta de la emisora nos saluda una alegre maleza en la recién arreglada esquina de la ronda de Outeiro. Y los jabalíes todo el mundo sabe que están a punto de registrar una nueva asociación de vecinos.
Frente a otra puerta, la de mi casa, hay dos pequeños jardines llenos de árboles. Han crecido tanto estos meses que por primera vez no vemos, desde la ventana, la acera de enfrente. No tienen césped sobre el que descansar, los pobres, solo una tierra sucia que acumula hierbajos, hojas secas, excrementos de perros, restos de papeles y todas las colillas de los fumadores del bar.
Una ya no sabe si la naturaleza ocupa su espacio, si este otoño que empieza se carga de fantasía y nos va regalar jardines secretos y cuentos de hadas en medio del asfalto, o si todo es más prosaico y menos otoñal, y tiene que ver con las bolsas de basura acumuladas, los bajos vacíos por los que nadie responde, los espacios naturales que nos cargamos, la falta de limpieza o de planes específicos para controlar al bicherío. Igual es más fácil creer en los cuentos de hadas y compartir los vídeos de ratas y jabalíes como si fueran la anécdota del mes. Cualquier día se presentan a las municipales el flautista de Hamelín, Obélix y Juan el de las habichuelas mágicas. En el programa electoral llevan un festival de roedores que acaba a los pies de la torre de Hércules, una degustación de porcino al espeto en Santa Margarita, y una clase de poda a machetazos de cuanta silveira fuera de control aparezca en una esquina. Luego nos quejamos de que los niños de ciudad no han visto una vaca en su vida. Será por fauna y flora silvestres.