Noelia Pedreira y Guillermo Fernández-Obanza: «Crear desde A Coruña una biblioteca en Senegal ha sido un reto increíble»

Loreto Silvoso
Loreto Silvoso A CORUÑA

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

Dos técnicos de la Sagrada viajaron con Gaia a Dakar para ponerlo en marcha

07 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Abrid bibliotecas e invertiréis en el bienestar de la comunidad. Noelia Pedreira, bibliotecaria de la Sagrada Familia, viajó con la oenegé Ecodesarrollo Gaia a Senegal para colaborar en la puesta en marcha de una biblioteca en la Escuela Coruña.

Pregunta. Debe ser la única escuela del mundo que se llama como la ciudad y está en Dakar.

Guillermo Obanza. Así es. Nace por la necesidad de establecer un vínculo emocional entre la ciudad de A Coruña y una parte de los inmigrantes que vinieron aquí. Como llevamos 30 años trabajando con la comunidad senegalesa, ideamos un proyecto con el que los coruñeses se sintieran identificados con la gente negroafricana que está entre nosotros. Establecimos un proyecto dirigido por mujeres, de carácter cooperativo y con criterios sostenibles. Encontramos una cooperativa de 65 mujeres, pobres, que recogían los sobrantes de los pescados en las playas. Les preguntamos qué querían y nos dijeron, textualmente, una escuela y un lugar para ayudar a las mujeres. Es lo que creamos hace 21 años y hoy sigue funcionando.

P. Pero le faltaba una biblioteca. ¿Qué incidencia puede tener la cultura en un entorno de tanta pobreza y necesidad?

Noelia Pedreira. Una biblioteca tiene muchos niveles de transformación. El acceso a un espacio seguro y tranquilo ya es un valor. Nuevos campos de conocimiento, información y, después, lo que tú puedes aportar. África tiene una gran tradición oral. Pues que las historias que ellos conocen, las maneras de sus trabajos tradicionales, los nombres de los peces, las artes de pesca, estén guardados en la biblioteca.

G. O. Esta biblioteca nace con la vocación de crear lectores y de que los niños accedan a ella, porque algunos están en la calle, así que vamos a diseñar actividades para ellos. En primer lugar, enseñar a leer y a escribir. También ayudaremos a estudiantes locales, universitarios, que no tienen materiales ni un sitio físico donde poder estudiar.

P. Hay un cierto paralelismo con el revulsivo que supuso para el barrio coruñés de la Sagrada Familia tener su propia biblioteca.

N. P. Sí, totalmente. El barrio estaba muy deteriorado y traer la biblioteca para aquí, en vez de una comisaria, fue un gran acierto. Además de ser un oasis, está el trabajo que realizamos con la comunidad, con las familias.

G. O. Ayudó a la cohesión social.

P. ¿Cómo se gestó esta Afroteca?

G. O. Tuvimos la ayuda del rapero coruñés HardGZ, que lanzó una campaña de crowdfunding para la construcción de la infraestructura inicial. Luego tuvimos la suerte de que la empresa Igalia nos ayudó a ponerla en funcionamiento. Para hacer la biblioteca, enseguida pensamos en la gente que tenemos al lado, que conocemos y con los que ya hemos colaborado [la sede de Ecodesarrollo Gaia está al lado de la biblioteca de la Sagrada Familia].

P. Noelia, ¿cuál fue su reacción cuando les proponen montar una biblioteca desde aquí e ir a Senegal a ponerla en marcha?

N. P. ¡Nos quedamos boquiabiertos! Era un reto increíble. Senegal hace relativamente poco que no es colonia y muchos de los fondos que encontrábamos eran franceses. Empezamos a investigar para diseñar un fondo documental de autores africanos. Y la bautizamos como Afroteca.

G. O. Sí, una biblioteca de libros para africanos: libros que les enseñen su verdadera historia y libros que les enseñen a manejarse para salir del atolladero tan duro en el que están.

P. ¿La forma de gestionar una biblioteca es universal?

N. P. Sí, las bibliotecas tienen una parte técnica que es universal, pero, en este caso, queríamos contrastar si el código era el mismo en África. Y sí lo es.

«Estaban deseando tener un espacio donde poder compartir»

Que los ciudadanos senegaleses residentes en nuestra ciudad sean conscientes de que «un trozo de A Coruña está en África». Así resume Guillermo Fernández-Obanza, gerente de Ecodesarrollo Gaia, el objetivo de «vínculo y retorno emocional» con el que nació la Escuela Coruña en el barrio Yoff-Tonghor de Dakar. Las actividades de la escuela las financia la Diputación de A Coruña y el Concello puso a disposición de la oenegé a dos profesionales de la Sagrada Familia para exportar el modelo de bibliotecas municipales más allá de nuestras fronteras. «Es uno de los servicios más queridos por la ciudadanía», expone el concejal Gonzalo Castro. Noelia Pedreira viajó a Dakar junto a Enrique Rodríguez. Hablamos con ella.

P. ¿Cómo es el entorno que rodea esta Escuela Coruña de Senegal?

N. P. Es un contraste. Cuando llegas en la furgoneta, desaparece el asfalto y empiezas a ver las casas de arena y adobe, te causa una gran impresión. Allí la vida es efervescente, los ves que van al mar, que suben, que bajan, que venden, que van a por agua... No hay recogida de basuras, el agua corriente falla con cierta frecuencia, la electricidad también es precaria y hay muchísimos niños por la calle, gran cantidad de ellos descalzos.

P. ¿Tenían curiosidad por la biblioteca que estaban montando?

N. P. Se acercaban a nosotros todo el rato. La gente senegalesa es muy hospitalaria y pacífica. Además, estaban deseando tener un espacio donde poder compartir experiencias, pero sí hay mucha necesidad. A uno de los alumnos del curso, que venía siempre con una elegancia impecable, lo vimos luego en su casa y era un patio de arena casi derruido.

G. O. Y ese chico es universitario. En verdad, hacen unos esfuerzos increíbles.