La gerente de la Casa do Arxentino confía en que empiece una buena racha
21 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Mientras charlamos unos operarios le colocan los nuevos toldos exteriores. «Queda muy bien la pérgola. La terraza es nueva, tenemos un buen cocinero y logramos un equipo de camareros. Solo nos faltan los clientes», comenta Olga García Casado, gerente de la Casa do Arxentino de Mera. Su negocio depende tanto de la meteorología que cada día apunta en la agenda de las reservas si hizo sol, llovió o fue una jornada ventosa. «Por ejemplo, si el mismo viernes de julio el año pasado tuvimos 80 personas y este año 50, comparo el día que hizo y suele ser que el anterior fue más soleado. A veces no se entiende, pero caen cuatro gotas y la gente desaparece. También influye si llueve durante la semana o el sábado o el domingo. Lo cierto es que cada diez minutos le echo un vistazo al pronóstico del tiempo», asegura sonriente. Es una mujer alegre a pesar de que no ha tenido muchos motivos para serlo desde que hace 4 años empezó a explotar esta concesión del Ayuntamiento de Oleiros. «Abrimos el 12 de marzo del 2020. Había mucha expectación y todo reservado para el fin de semana y para el Día del Padre. Pero todo se acabó por culpa de la pandemia unas horas después de inaugurar», recuerda. No, no fue el mejor inicio. Por el medio tuvieron alguna enfermedad familiar, andamios durante meses en el edificio y «un mes de junio y de julio de tiempo horrible. Hasta hubo gente que pensó que estábamos cerrados. Soy muy cabezota. Tuvimos mala suerte, pero en todos estos años hemos ido mejorando y confío que en que empiece una buena racha», reflexiona. Estamos en la parte más gamberra del precioso edificio, la de la taberna. «Funciona muy bien porque la carta es de picoteo, más informal», destaca
Periodismo y cocina
Olga nació en Madrid, pero se niega a decirme en qué año. Lleva más de una década en A Coruña y siempre quiso montar un negocio en Galicia, donde tanto ella como su marido pasaron muchos veranos de pequeños. Estudió Periodismo y trabajó hasta en la revista MC que había montado Mario Conde. «También fundé un periódico local en el distrito Fuencarral-El Pardo. Finalmente lo dejé y orienté mi vida hacia mi otra pasión, la cocina. Nos surgió la oportunidad de gestionar una finca para eventos en las afueras de Madrid y me encantó. Estuve muchos años hasta que decidimos venirnos para aquí y poner en marcha nuestro propio proyecto, sin socios», resume esta emprendedora y madre de tres hijos de 26, 24 y 20. Ninguno se quiere dedicar a la hostelería.
Sabor peruano
Cuando le pregunto por el plato que más despachan en Casa do Arxentino me llama la atención la respuesta. «El cebiche. Viene gente ex profeso desde bastante lejos para tomarlo. Se da la circunstancia de que el chef, que tiene muy buena formación, es peruano. Por eso, aunque trabajamos con productos kilómetro cero, a algunos platos le damos un toque de Perú. Siempre estamos pensando en nuevas propuestas, aunque en verano lo que la gente pide son los pescaditos y la carne de aquí. También los arroces o el bogavante con huevos fritos», destaca, Sabe que estas semanas son vitales y que su casa va a ser la de O Arxentino. «La verdad es que mucho tiempo libre no voy a tener. Me gusta entretenerme leyendo libros de recetas y ponerme un poco en forma caminando por la playa y con un entrenador personal. En casa cocino yo y en el restaurante echo una mano si es necesario. Dicen que me salen muy bien la tortilla y las paellas. Desde pequeña me gusta hacer platos gastronómicos», asegura desde este lugar que rezuma encanto. «Pero cada verano es como empezar de nuevo. Contratar personal, esperar el buen tiempo, que lleguen los clientes. Contamos con seis habitaciones que cada vez tienen más demanda. Hay que luchar», dice Olga en una tarde de verano.