
Han entrado en una vorágine que se parece a la manera en que los jóvenes conectan con un mundo en el que todo pasa a la velocidad de los vídeos de TikTok
24 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Un ritmo frenético, canciones que se van solapando cada dos minutos y al menos tanta fiesta y espectáculo como música. Mucho han cambiando las orquestas de verbena en los últimos años, una transformación que está detrás del enorme éxito que han alcanzado entre la juventud.
Con excepciones, empieza a quedar cada vez más lejos la idea de la orquesta como el grupo de músicos más o menos profesionales que ofrecen un concierto de temas conocidos en un orden preciso y con música y voces en riguroso directo. Es decir, sin trampa ni cartón. La calidad podía ser más o menos elevada, pero el producto estaba claro, con temas que se completaban antes de pasar al siguiente.
Esto ya no es exactamente así. Muchas orquestas de verbena han entrado en una vorágine frenética que se parece bastante a la manera en que los jóvenes conectan con un mundo en el que todo pasa a la velocidad de los vídeos de TikTok y en el que manda el consumo ágil de contenidos cortos. Las canciones, simples fragmentos, han pasado a durar a veces un minuto, tal vez dos, y se van engarzando unos estribillos con otros sin que el público apenas tenga tiempo para cantarlos.
En medio de esos fragmentos, el maestro de ceremonias introduce todo tipo de juegos: ahora todos a la derecha, ahora todos a saltar, y alé, Deportivo, alé, alé. En fin, un show que ya es más discotequero que verbenero y que se completa con potentes efectos de luces y mucha, muchísima música enlatada que aleja bastante la calidad de aquel concepto clásico de orquesta que conocimos en otro tiempo.

Nada que reprochar: es evidente que la fórmula funciona y que ha enganchado a toda una generación de jóvenes.