El secreto del pasto de primavera: «Somos el ejemplo de que podemos transformar aquí y que todo quede aquí»
A CORUÑA
De la mejor mantequilla de España a los toldos convertidos en bolsos, doce compañías comparten ideas de éxito en un encuentro auspiciado por la Alianza Galega polo Clima
19 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Esto no va de ecologismo, va de competitividad. No hubo idea más repetida en el foro técnico de la Alianza Galega polo Clima que reunió ayer en A Coruña a empresarios, profesionales y políticos. Doce compañías de dimensiones distintas —Navantia, Ence, Coca-Cola, Vegalsa-Eroski, Anfaco y Sogama, entre otras— acudieron a la llamada de la Xunta para explicarse a sí mismas como «casos de éxito ante os novos retos climáticos», asunto tópico e imperativo al que no acaban de salirle las cuentas.
«El retorno económico no llega. Tenemos que esforzarnos para que lo que podemos hacer para frenar nuestro impacto ambiental, porque el mercado y el planeta lo demandan, por lo menos no nos cueste dinero», afirma Esteban Raposo, director general de Toldos Gómez, cuarta generación de un negocio que fundó su bisabuelo albardeiro a principios del siglo XX, dedicado a la fabricación de aperos, y en los años 70, «cuando aparece el tractor, el coche y ya no hay un caballo en cada casa, como sabíamos coser, diversificado con toldos», explica.
Su caso de éxito —«ojalá que lo sea, es muy reciente», advierte— estriba en la gestión de los residuos. «No nos vamos a hacer ricos ni vamos a facturar mucho más, pero si conseguimos reducir los restos que generamos y no gastar más, o gastar lo mismo —admite—, ya lo considero un éxito». De todos los toldos de camiones, fachadas, naves, barcos, industriales y domésticos, que fabrican e instalan —son la única empresa gallega que lo hace—, cada año desperdician (y pagan por su gestión) 10 toneladas de lona y telas.
«Creamos una marca, Moheva, y una web en la que vendemos bolsos, carteras, neceseres, casitas para pájaros y todo lo que se nos ocurra con los restos», detalla Raposo, que defiende que «la responsabilidad social, y el medio ambiente es una parte, está en nuestro ADN». No solo porque desde el 2008 cuentan con certificación EMAS. «En un pueblo pequeño no te queda más remedio que ser responsable porque estás en el punto de mira de los vecinos y muy imbricado en la sociedad. Es normal que cualquier vecino venga a decirte que no se puede tirar nada al río o por qué hiciste tal o cual cosa. Mi abuelo y mi bisabuelo ya tenían esa presión de tener en cuenta lo que la sociedad pensaba y quería. ¿Y lo llamaban grupo de interés? No, pero está claro que no hacían nada que disgustara a los vecinos», explica.
También en el foro coruñés, Sabela Oca, portavoz de Cooperativas Lácteas Unidas (CLUN), remarca «el modelo de sostenibilidad» que atesoran los negocios anclados en el territorio y, en su caso, la organización que ha sacado adelante, 50 años después de las primeras sociedades, la versión más moderna del cooperativismo gallego y la continuidad de su filosofía. «La gestión del territorio, del entorno y de las empresas por parte del sector ganadero es envidiable. Los gallegos podemos estar muy orgullosos», elogia la especialista, que gestiona un proyecto crucial, del que se declara «enamorada», Unicla. Cinco leches 100 % gallegas y la mejor mantequilla del mercado, según la OCU.
«Nuestra niña bonita, donde enfocamos todo el conocimiento y el I+D. Detrás de esa leche hay muchas cosas, hay una ración que desarrollamos y que simula el pasto de primavera, porque sabemos que da la mejor versión nutricional de la leche, es más digerible para la vaca y reduce la huella de carbono, porque el animal no produce tanto metano. Granjas certificadas en bienestar animal, modelos de gestión y manejo de los animales que van muy por delante de las normativas más exigentes y avanzadas. Somos el ejemplo de que podemos transformar aquí y que todo quede aquí», resume Sabela Oca.