La letra pequeña del Bono Comercio debería indicar que uno de sus efectos colaterales es que hay que hacer cola, y no pasa nada
06 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La letra pequeña del Bono Comercio debería indicar que uno de sus efectos colaterales es que hay que hacer cola, y no pasa nada. Con este ya no tan nuevo modelo en el que lo que se agota no es la descarga de bonos, sino los fondos para el mismo, hace varias ediciones que sabemos que hay que gastarlo rápido. Este lunes, ocho personas esperaban detrás de mí en Pisamonas, por la mañana había diez por delante en Moito Conto, en Wayra los usaban por primera vez, y en Nobel a las siete de la tarde les salían los bonos por los poros.
Mientras esperaba para pagar en uno de estos locales, la dependienta atendía a una pareja con una niña pequeña. Los llamaba por su nombre, explicaba con calma, y la cola iba creciendo. No sabemos esperar, no sé esperar, pensaba, preguntándome si compensaba el descuento aquel tiempo al parecer precioso. Aunque la segunda cola de la tarde era más pequeña, por el medio apareció una clienta nueva. «¿Te importa que haga un cambio?», me preguntó. A la fuguillas que llevo dentro le importaba mucho más de lo que me gusta admitir, para qué negarlo, así que decir que no fue una especie de ejercicio de conciencia plena. Consumistas sí, pero con un máster en mindfulness.
Mientras pagaba las botas que hoy llevo puestas, pensaba en todo lo que se pierde cuando cierra uno de los comercios del barrio. Los profesionales que conocen tu nombre y el de tus hijos, que saben que tienes ficha de cliente, que te dejan probar todos los jerséis del muestrario, que te cuentan que, si les da tiempo, también irán a gastar el bono a otra tienda pequeña, porque son clientes igual que tú. Qué será tan urgente que nos impide por sistema esperar esos minutos y mantener esa pequeña charla.