El ajuste del 30 %, una meta «imposible» para la que la UDC tiene alternativas, como el relevo generacional

Mila Méndez Otero
mila méndez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

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MARCOS MÍGUEZ

Apretarse el cinto, incide la universidad, no es la vía para ajustar las cuentas

07 dic 2024 . Actualizado a las 13:51 h.

La Universidade da Coruña (UDC) tuvo al cierre de la liquidación del 2023 un desfase de 13 millones de euros entre los ingresos y los gastos en su acumulado. Este año, el desequilibrio será mayor. Cuando el equipo del nuevo rector, Ricardo Cao, fue consciente de la situación era abril del 2024. Él acaba de tomar posesión en enero. En el claustro celebrado en primavera se propusieron una meta: reducir en un 30 % sus gastos corrientes. Una partida esencial que se disparó un 12 % en un año, aquejando los efectos de la inflación, y que engloba desde los sueldos, más de 114 millones en un presupuesto de 184 millones, a la factura de la luz.

Sin embargo, esta meta de contención de gasto fue demasiado optimista. «Es un objetivo imposible», sentencia Ángel Fernández Castro, vicerrector de Economía e Planificación Estratéxica. La causa es que dentro de este ajuste del 30 % hay excepciones de calado, «obligaciones inexcusables», define el vicerrector de A Coruña.

Estas son los gastos de personal, «la UDC — sostiene— no se plantea la reducción de la plantilla», y los compromisos contraídos, como los contratos vigentes de mantenimiento, seguridad, limpieza o suministros. Solo la factura anual de la luz son dos millones. «Nuestro desequilibrio no se arregla apretándose el cinturón en el gasto corriente», afirma Fernández Castro. El ahorro inmediato se limita así a partidas de libre disposición, material de oficina o recursos para viajes, actividades o prácticas.

Con el presupuesto del 2024 prorrogado, el equipo de Cao trabaja en las cuentas del 2025, para las que urge corregir el desequilibrio «con herramientas extraordinarias». Estas son, básicamente, dos. La venta de activos, como la del edificio sin uso desde el 2022 de Serantes, en el campus de Ferrol, y la captación de recursos a través de convenios puntuales con la Xunta. «Hemos preferido ser realistas y operativos orientando ingresos que podrían ir para otros fines, como crear una nueva dotación, a corregir en lo posible el desequilibrio o hacer reparaciones de urgencia», explica Fernández Castro, que califica de «buena» la colaboración.

Respecto a la posibilidad de desentenderse de más inmuebles, remarca que no hay ningún plan concreto más allá del edificio ferrolano, cuyo proceso de venta se inicia en el 2025. Con todo, incide, esta es una medida de excepción ante una situación económica «delicada, pero no de emergencia», valora. «No vamos a plantear el futuro económico de la UDC sobreviviendo a base de vender edificios. Soy más consciente de la falta de espacios en algunas facultades que de la redundancia de instalaciones», expresa el vicerrector.

Medidas como la adoptada, continúa, «solo valen si son extraordinarias, tenemos que aspirar a que los ingresos y gastos ordinarios estén equilibrados. En el medio plazo hay que buscar el equilibrio estructural, esto no puede cronificarse», concluye.

La renovación generacional, un ahorro en las cuentas sin recortar personal

Para que la armonía presupuestaria sea posible en la UDC, no queda otra que aumentar la partida de los ingresos estructurales que reciben de la Xunta, este año 119 millones solo del plan de financiación, sin incluir otros programas o convenios. Este objetivo, el de incrementar la asignación autonómica, no se va a «negociar de golpe», explica el vicerrector de Economía e Planificación Estratéxica, Ángel Fernández Castro, sino que se plantea de cara al 2027, cuando toca acordar el próximo marco financiero.

Aumentar otros ingresos no finalistas (es decir, los que no están destinados a un fin concreto, como una investigación o los fondos para las becas Erasmus), como los de las matrículas, y reducir los gastos sin financiación afectada (los que no están sujetos a un ingreso para soportarlos) son el otro camino.

Y aquí, las jubilaciones juegan a favor de las cuentas de la UDC. «La renovación generacional nos ahorra dinero, modera el gasto en personal», explica el vicerrector. En la UDC, con un cuadro docente similar al del 2009, las actualizaciones salariales, los trienios o los méritos a la investigación engordaron esta partida.