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Momo y la sardina dicen adiós entre risas y lágrimas

Carlos Portolés
Carlos Portolés A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

El célebre desfile final del carnaval culminó en la playa de San Amaro con el retorno del pez al mar

05 mar 2025 . Actualizado a las 22:55 h.

Los coruñeses dijeron este miércoles adiós al carnaval entre risas y lloros. La entristecida comitiva salió con su fallecida sardina del Circo de Artesáns entre toda clase de aspavientos y demostraciones de desolación. El pez se paseó por la calles, bien anclado al techo de un lustroso bólido Mercedes que cedió para la ocasión la empresa Pompas Fúnebres de La Coruña.

Destacaba entre los más pegados al coche La Paca, insigne imagen del Entroido de este año. «¡Se murió delante de mí!», exclamaba entre lágrimas, sabedora de que tendría que guardar las gafas y las canas hasta el año que viene. «Está triste hoy La Paca. Hoy va de negro», comenta un peatón cámara en mano y con sonrisa de oreja a oreja. 

La parada en María Pita sirvió de solemne oficio al polígamo pescado —que iba seguido muy de cerca de su interminable séquito de viudas. «¡Ay parrochiña, parrochiña», sollozaba una pañuelo en mano—. Unos obispos de mentirijillas presidieron el funeral y ofrecieron a la concurrencia sus pícaras coplillas y sus oraciones paganas. —«Y líbranos del Bitter Kas, amén», concluía una de las alabanzas etílicas—.

El itinerario continuó hasta la Plaza de España, donde esperaba paciente su sacrificio el dios Momo, ya montado en su carroza coloreada. Salvada la distancia hasta la playa de San Amaro, se prendió la noche con los fuegos artificiales y la hoguera que puso fin a la breve pero intensa existencia de la deidad carnavalera. La sardina volvió, un año más, a su hogar. Las olas nocturnas la acogieron y la multitud agitó las manos enérgicamente para decir su adiós. Un adiós momentáneo, pues habrá más sardinas y más Momos. En A Coruña, si algo es constante, es el entroido.

Un apropósito histórico para dar comienzo a los festejos fúnebres

No estaría completo el carnaval sin su dosis de mala leche. Preferiblemente en forma de canción. Sirvió de excelente aperitivo del final de fiesta la lectura dramatizada del apropósito histórico Una broma pesada (que data de 1880) en el Circo de Artesáns, justo antes de comenzar el desfile.

La obra, interpretada por el club de lectura Manuel Linares Rivas, fue escrita por Antonio Navarro y musicada por Juan Durán Alonso. El espacio se exhibió lleno y muy complacido por una obra que, aunque de apariencia ligera, no deja en realidad títere con cabeza. La sardina esperaba paciente en un rincón a ser sacada a tomar el aire. Y, más tarde, a probar la mar salada.