¡Ozú, qué lluvia!

Sandra Faginas Souto
Sandra Faginas CRÓNICAS CORUÑESAS

A CORUÑA

ANGEL MANSO

Si los coruñeses tuviéramos que esperar a salir a la calle cuando está despejado y los bares se llenasen únicamente cuando hay 20 grados, Coruña no existiría

20 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Recuerdo una anécdota futbolística que me contó en una ocasión Jorge Valdano. Decía que en una final de fútbol, el gran Menotti, que tenía frases geniales para todo, fue un revulsivo cuando estaban a punto de jugar Argentina contra Alemania. Los argentinos, entre los que estaba Valdano, quedaron impactadísimos por el físico de los jugadores alemanes y uno en el vestuario se atrevió a susurrar: «Son muy fuertes...». Entonces Menotti le espetó delante de todos: «No digás bobadas, fuerte sos vos, si metés a un alemán en tu casa a los tres días no aguanta». Era su manera de motivar y revertir la situación. No sé si ganó Argentina o Alemania aquel partido, pero es verdad que, acostumbrados como estamos a nuestra realidad, en cuanto otro se pone en nuestro puesto cambia mucho la cosa. Viene a cuento porque estos días en que la lluvia agotadora azota a los andaluces, a todos de pronto se les ha subido el hartazgo y ya han dejado de tener tanta chispa. Es difícil hacerse al cielo encapotado, al goteo constante, al gris permanente y a las rachas de viento. Es ahí donde cuesta ser alegre e ingenioso porque al sol todo siempre es más saleroso. Pero, caray, ha sido ponerse el nubarrón y a todos en el sur se les ha ido la gracia.

Si los coruñeses tuviéramos que esperar a salir a la calle cuando está despejado, si nuestros hijos solo jugaran en el campo de la Torre los días de anticiclón, y los bares se llenasen únicamente cuando hay 20 grados, Coruña no existiría. Pero ahí estamos, como los argentinos a los que alentaba Menotti, enfrentando con humor el nordés y los vaivenes del Atlántico. Soportar la lluvia y las ciclogénesis explosivas no nos ha amainado en «andar de parranda e durmir de pé». Lo que tienen que aprender aún los andaluces. Vivir na Coruña, ozú, que bonito é!