El aparcamiento para discapacitados de la playa de Barrañán ha sido ocupado por un puesto para la venta de hamburguesas
30 jun 2010 . Actualizado a las 11:53 h.«¡Que pouco dura a alegría na casa do pobre!», sostiene la sabiduría popular. Los hechos volvieron a confirmarlo este fin de semana en la playa nudista de Combouzas, continuación de la de Barrañán, en Arteixo. El pasado viernes, un trabajador municipal se esmeró en pintar tres plazas de aparcamiento para minusválidos, en las inmediaciones de un arenal al que no se puede acceder en coche salvo en casos especiales como estos o los del servicio de socorrismo. El nuevo servicio era toda una muestra de sensibilidad hacia un colectivo al que no siempre se le presta la atención debida.
La llegada del calor hizo que otro de los habituales del lugar, un veterano heladero, también tuviera una buena demanda en su negocio. La puesta a punto de la playa (lo mismo que las del resto del concello) para la nueva temporada que empieza mañana se iba desarrollando a la perfección. Todo ello hasta que llegó el lunes y las cosas empezaron a cambiar. Lo primero fue que la mitad del espacio pintado para que pudieran aparcar los minusválidos empezó a ser ocupado, sorprendentemente, no por los vehículos a los que estaba destinado, sino por un chiringuito, uno de esos a los que cantaba Georgie Dann (¿qué ha sido del rey de la canción del verano?). Una plaza entera y la mitad de la otra quedó bajo la estructura de color verde y en cuya parte superior, con un fondo amarillo, se especificaba el uso que va a tener: «Bebidas-Helados-Hamburguesas».
Algún usuario de la playa no ocultó su sorpresa, ya que para los minusválidos no quedaba ni un solo aparcamiento, porque viendo la estructura del chiringuito, «en cuanto abran, si te acercas al mostrador ya lo ocupas todo». Los responsables del chiringuito sostenían que contaban con el correspondiente permiso municipal para instalarse en el lugar. El heladero se sentía desplazado, alegando que tendrá que buscarse otra ubicación, lejos de las cuatro duchas del arenal. Y algún bañista (en este caso nudista) ironizaba: «¿Es minusválido el chiringuito?».